Bush y Zapatero intercambia unas palabras antes de la 'foto de familia' en la cumbre del G-20. g Foto: B. RODRÍGUEZ/EFE

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EFE/EUROPA PRESS-WASHINGTON
Barack Obama renunció ayer a su puesto en el Senado de Estados Unidos, cuando faltan más de dos meses para su juramento como presidente y el mundo lo espera como timonel en medio de la tormenta económica y financiera. «Hoy pongo fin a una etapa y empiezo otra», declaró Obama, de 47 años, en una carta distribuida ayer y en la cual dio las gracias al pueblo de Illinois, que lo eligió como senador hace apenas dos años.

«Dejo el Senado y me preparo para las responsabilidades que asumiré como próximo presidente de nuestra nación», añadió Obama, cuya ausencia en la Cumbre del Grupo de los 20, realizada el sábado en Washington, dio a ésta un carácter más de promesas que de acción.

En este sentido, Obama apoya la respuesta coordinada a la crisis financiera global y está listo para trabajar con el G-20 en la mejora del sistema financiero cuando tome posesión de su cargo, según adelantaron la ex secretaria de Estado Madeleine Albright y el ex congresista Jim Leach a través de un comunicado. «El presidente electo cree que la cumbre de los líderes de las principales economías mundiales es una oportunidad importante para buscar una respuesta coordinada a la crisis financiera global», afirmaron. Albright y Leach, designados por Obama para reunirse con dignatarios de la cumbre, también aprovecharon para transmitir a los participantes en la reunión «la determinación de Obama para seguir trabajando conjuntamente en estos desafíos cuando llegue a su cargo en enero».

Las expresiones de unidad ante la crisis y cooperación para las soluciones, contenidas en el comunicado del G-20, quedan pendientes del dilema que encara Obama, un político que ha conseguido una gran simpatía en el resto del mundo pero que debe atender, primordialmente, a su país. En su carta al pueblo de Illinois, Obama prometió ayer que «nunca olvidaré a los trabajadores en Galesburg que encararon el cierre de una fábrica a la que habían dado sus vidas, y se preguntaban cómo proveerían cuidado de la salud a sus hijos enfermos, sin empleos y con poco ahorro».