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EFE-PRISTINA El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en una visita relámpago a Kosovo, renovó ayer su compromiso de que su país no se retirará unilateralmente de los Balcanes, pero volvió a pedir más esfuerzos para evitar que sus tropas permanezcan en la zona de forma indefinida. La visita relámpago de Bush a Kosovo coincide con el cierre de fronteras que las autoridades macedonias realizaron ayer antes de las 16:00 hora local y española a la Misión de Naciones Unidas en Kosovo (MINUK). La decisión de las autoridades macedonias afecta al puesto fronterizo de Blace, en el eje Skopje-Pristina, según el portavoz de la Misión de la ONU en Kosovo, Andrea Angeli.

Esta medida, que no será aplicada de inmediato, no afecta a los ciudadanos macedonios, según añadió Angeli, precisando que Skopje no dio más explicaciones. Los empleados de la MINUK, de la Fuerza Internacional para la Paz en Kosovo (KFOR) y de organizaciones internacionales podrán ir a Kosovo desde Macedonia, pero no podrán realizar este mismo trayecto a la inversa. El Presidente estadounidense estudió sobre el terreno la marcha de la operación de paz en Kosovo y la vigilancia para evitar el paso de refuerzos a los combatientes albaneses de la vecina Macedonia, país que es «nuestro mayor reto» en los Balcanes, según reconoció.

En las dos intervenciones que protagonizó en su breve paso por la provincia serbia, Bush intentó el complicado ejercicio de contentar a la vez a sus aliados europeos, al prometer que «nos iremos juntos» de los Balcanes, y de satisfacer a los políticos de su país, sobre todo republicanos, que piden el retorno de las tropas. Bush renovó sus garantías de que «no retiraremos nuestras fuerzas de Bosnia o Kosovo de fuerza precipitada o unilateral», según declaró tras reunirse con el comandante de la fuerza de paz de la OTAN (KFOR), el general noruego Thorstein Skaiker, y con el representante especial de la ONU, el danés Hans Haekkerup. Pero destacó que, si bien «el compromiso de la OTAN con la paz de esta región es perseverante, el estacionamiento de nuestras fuerzas aquí no debe ser indefinido», por lo que pidió aumentar los esfuerzos para «construir instituciones civiles y promover el respeto a la ley».

Por otro lado, el Gobierno de Skopje acusó ayer a la OTAN de apoyar a los rebeldes albaneses con el objetivo de «arruinar la integridad territorial de Macedonia para que se convierta en un protectorado internacional» controlado por de la Alianza Atlántica, según declaró el portavoz del Gobierno, Antonio Milososki, durante una reunión del Gobierno dedicada a la situación del país. «La OTAN no es enemigo de Macedonia pero es muy amiga de nuestros enemigos», afirmó Milososki, que añadió que se enfrentan al hecho de que Macedonia no está sólo en guerra contra la guerrilla albanesa.