Rueda de prensa de Puigdemont en Bruselas. | Reuters - YVES HERMAN

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El expresident catalán y líder de Junts, Carles Puigdemont, ha comparecido este jueves en rueda de prensa en Bruselas para detallar el acuerdo alcanzado con el PSOE para apoyar la investidura del candidato Pedro Sánchez. Además de la ley de amnistía, Puigdemont ha hecho hincapié en el punto de inflexión que supone este momento, que según ha dicho implica un cambio en la narrativa del conflicto que Cataluña mantiene con el resto del Estado. Hablando de la debida estabilidad para los cuatro años de legislatura que quedan por delante, el líder catalán ha indicado que «se deberá ganar acuerdo a acuerdo». «El 'a cambio de nada' ha ido a la papelera de la historia» ha sentenciado.

«No nos fiamos de las palabras, de las promesas. No debería de ser así y tal vez algún día no sea así» ha expresado Puigdemont, afirmando que «es cuestión de tomar todas las precauciones posibles». «La relación con el PSOE no invita a la confianza, es cierto. En este sentido los partidos somos honestos poniendo énfasis en la distancia que nos separa, que nadie se lleve a engaño». Además, ha admitido que «el proceso de negociación que hemos venido reclamando en sí mismo no es la solución de nada».

En este sentido, el exmandatario autonómico catalán ha subrayado que «el mecanismo de mediación», una de las exigencias de los independentistas para apoyar a Sánchez en su intento de ser reelegido, «aportara garantías que hasta ahora no existían». El expresidente de la Generalitat catalana ha admitido que las condiciones para apoyar a Sánchez ante su investidura ya las puso negro sobre blanco hace semanas, al presentar un «acuerdo marco que acepta las condiciones para iniciar una negociación política en los términos señalados para contribuir a superar el conflicto».

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El conflicto, para Puigdemont, «no viene a raíz de la represión del año 2017, del déficit fiscal, del Estatut o la persecución a la lengua catalana. Eso lo cronifica hasta el punto que la convivencia política es insostenible». Puigdemont ha echado la vista atrás hasta los «decretos de Nueva Planta, que liquida la soberanía histórica» de Cataluña, y según su posición «es el corazón del problema que se debe señalar y acordarlo como relato compartido del conflicto». «Es un hecho reconocido y compartido que parte relevante de la sociedad catalana no se siente identificada con el sistema político español, por eso el pacto lo firmamos aquí en Bruselas y no en Barcelona» ha ejemplificado.

«Todos los intentos de buena fe de resolver déficits han acabado con recortes humillantes de derechos y competencias, cárceles y exilios» ha expresado Puigdemont, para quien «reconocer el problema real era indispensable» y de este modo se impone «un cambio de enfoque en la narrativa», que «los acuerdos sean irreversibles, sin reculades». Por tanto, el líder de Junts pide no levantar expectativas, pero sí «explicar con convicción la potencialidad del marco que nos hemos dado». En ese nuevo marco Junts hace constar que defiende la legitimidad del referéndum del 1-O y de la declaración de independencia ante «una etapa inédita que habrá que explotar. La ambición dependerá de nosotros», sin atender a «ningún otro límite que la voluntad del pueblo de Cataluña expresada a través de la institución que lo representa, el Parlament».

«Los únicos limites los pone el Parlament, nadie más» ha detallado. Sobre la amnistía, Puigdemont ha expresado la «voluntad compartida de no dejar fuera a nadie que ha sufrido persecución por apoyar el proceso de independencia de Cataluña», bien sean «víctimas de la guerra sucia contra el independentismo», de los que «algunos episodios son conocidos, otros los conoceremos con las comisiones de investigación. Tenemos derecho de saber la verdad, y en todo caso obtener garantías de que no vuelve a pasar».

Para el eurodiputado de Junts la «criminalización» del movimiento soberanista ha sido y es «causa de desconfianza». Puigdemont ha señalado la paradoja de «llamar a alguien terrorista» y a su vez «pedirles negociar», para sentenciar que este nuevo tiempo de entente entre los socialistas y los independentistas catalanes deberá servir para «erradicar elementos podridos que hayan participado en la «guerra sucia» de la llamada Operación Cataluña.