El candidato del PP a las elecciones generales del próximo 23 de julio, Alberto Núñez Feijóo. | Teresa Ayuga

TW
25

Alberto Núñez Feijóo (Orense, 1961) es el candidato del PP en las elecciones generales que se celebrarán el próximo 23 de julio. Avalado por cuatro mayorías absolutas consecutivas en Galicia, pretende llegar a la presidencia del Gobierno de España aplicando un método que le ha resultado infalible, hasta el momento, el 'galleguismo' en estado puro.

Como buen gallego, no acostumbra a 'mojarse' en aspectos espinosos, que le pueden generar problemas; a Feijóo le gusta agradar a todos y no crearse enemigos. Además de sus triunfos electorales en su tierra natal, esta técnica le ha permitido hacerse con la presidencia del PP nacional. Así, cuenta con los apoyos del ala más conservadora del partido, liderada por Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid; y los de la más moderada, representada Juanma Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía. A Mariano Rajoy también le funcionó el 'galleguismo' y es otro de los motivos por los que Feijóo no duda en aplicarlo.

Aunque es un hombre discreto, el líder del PP publicó su biografía a finales de 2022, bajo el título de 'A propósito de Feijóo'. Su carácter está forjado por su infancia, que fue bastante dura. Con sólo 10 años, sus padres decidieron enviarlo a estudiar a León; allí le inculcaron la cultura del esfuerzo, que aplica desde entonces, junto a la prácticas de ser metódico y organizado. Feijóo quería ser juez y empezó a opositar, pero su padre se quedó en paro y tuvo que ponerse a trabajar. Su perfil moderado lo llevó a votar al PSOE de Felipe González en 1982 y en 1986; ambos mantienen muy buena relación ahora.

La política no era su prioridad

La política nunca había estado entre sus prioridades, pero en 1991 fue nombrado secretario general técnico de la Consejería de Agricultura de la Xunta y a los tres meses pasó a ser secretario general de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales. En 1996 dio el salto a la esfera nacional y fue nombrado secretario general de Asistencia Sanitaria en el Ministerio de Sanidad y Consumo y presidente del Insalud durante el Gobierno de José María Aznar. En mayo de 2000 pasó a ser director estatal Correos y Telégrafos, etapa en la que la empresa pública dejó de tener el monopolio. En esta época se gestó la imagen de gestor de la que se siente tan orgulloso.

En 2003 regresó a Galicia, donde fue nombrado consejero de Política Territorial, Obras Públicas y Vivienda; al año ascendió a vicepresidente primero. Aunque Manuel Fraga ganó las elecciones de 2005, no pudo formar gobierno y se abrió una pugna en el seno del PP gallego, que finalmente dio la victoria a Feijóo; a principios de 2006 fue elegido presidente del PP de Galicia. En los comicios autonómicos de marzo de 2009 conquistó la primera de sus cuatro mayorías absolutas consecutivas.

El poder de Feijóo se expande

El poder de Feijóo se fue consolidando en Galicia y resonando en el resto de España. En 2016 era el único presidente autonómico del PP con mayoría absoluta. En 2018 su partido sufrió un duro golpe, ya que estaba envuelto en la sombra de la corrupción por la trama 'Gurtel' y Mariano Rajoy dejó de ser presidente del Gobierno por una moción de censura. En ese momento, muchas miradas se dirigieron al presidente de la Xunta para que tomase las riendas del partido. Sin embargo, él no aceptó la propuesta. Sobre este asunto circulan varias teorías: una de ellas es que pensaba que su amistad con un narcotraficante gallego, Marcial Dorado, podía perjudicarle; la otra, es que quería ser elegido por aclamación. Finalmente, al Congreso del PP se presentaron Pablo Casado, María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría; las dos mujeres estaban enfrentadas y se impuso el primero como una vía intermedia.

Muchos pensaron que el gallego había perdido su tren; pero no fue así. En febrero de 2022 se lidió una auténtica guerra fratricida en el PP, con espías incluidos, que acabó con la presidencia de Casado. Ayuso se impuso y los barones forzaron la dimisión de la dirección y auparon a Feijóo por aclamación. Desde el principio, ha optado por dar la imagen de hombre de Estado, aunque no siempre lo ha conseguido.

La política nacional no le está resultando tan cómoda como la de su querida Galicia. Desde que está al frente del PP ha tenido varios deslices, algunos muy sonados, como cuando confundió a Badajoz con una provincia andaluza o a su candidata de Valencia con la de Barcelona. También le está costando mantener la imagen de centrista y moderado, con la que pretende atraer a votantes socialistas desencantados con Pedro Sánchez, al tiempo que sella acuerdos con Vox. Aunque está aplicando su 'galleguismo' no en todos los casos le está dando los réditos deseados. Está por ver si el próximo 23 de julio esta fórmula vuelve a ser infalible o, por el contrario, se demuestra que no lo es.