El líder del PP, Pablo Casado, tras los resultados de las elecciones generales del 10N. | Efe

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Los resultados de las elecciones generales del 10N le dieron al PP la esperada remontada, pero sus expectativas han quedado una vez más recortadas por la realidad, ya que pese a subir 22 escaños respecto a abril queda lejos de sus previsiones más optimistas y tiene que hacer frente al auge de Vox.

Un balance agridulce que el líder del PP, Pablo Casado, ha intentado optimizar al compararlo con el del candidato socialista, Pedro Sánchez, al que ha dado como el «fracasado» de la noche, aunque eso no supone que lo suyo haya sido una victoria.

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El nuevo sudoku electoral que ha salido de las urnas deja al PP ante la disyuntiva de atrincherarse en su papel hegemónico en la oposición, con Vox en segundo lugar, o atender a las voces que reclaman que actúe como un partido de Estado y facilite una investidura de la formación más votada, el PSOE.

Casado ha sido esta noche deliberadamente ambiguo a este respecto, aunque ha dejado claro que, en cualquier caso, vendería caro su apoyo, ya que considera que los programas de PP y PSOE son «incompatibles».

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También porque una cosa es facilitar una investidura del presidente del Gobierno en funciones y candidato, Pedro Sánchez, con el que el PP no irá «ni a la vuelta de la esquina», y otra muy distinta apoyar la de un hipotético candidato socialista con otro nombre.

Lejos ha quedado la aspiración que Casado ya decía tocar con las manos los últimos días de campaña de un «empate técnico» con el PSOE, situado en los 110 escaños para el PP. Era un listón muy alto que los populares no han conseguido alcanzar pese a que están contentos de la campaña que han hecho, que consideran impecable y sin errores.

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Tras estas elecciones generales al PP ya no le sigue Ciudadanos como tercera fuerza, con su líder intentando disputar el liderazgo de la oposición a Casado, sino Vox, aunque aún alejado, a 36 diputados de distancia.

Una diferencia que, aun así, ha servido para empañar la subida del PP con respecto a las elecciones de abril, ya que Vox le ha tomado la delantera en Murcia, un tradicional caladero de votos populares, con más apoyos aunque empatados en tres escaños.

También ha conseguido empatar en escaños con el PP en Cataluña, con dos cada uno, pese a haber conseguido menos votos. Y aunque el PP ha ganado cuatro escaños en Andalucía y se mantiene como el segundo partido más votado, Vox ha escalado hasta la tercera posición y le supera en votos en Almería, Cádiz, Huelva y Sevilla.

Por el contrario, los populares consiguen recuperar un escaño en Galicia, hasta los diez, y vuelve a ser la lista más votada por delante del PSOE.

En Castilla y León, los populares han rentabilizado su Gobierno de coalición con Ciudadanos, al ganar tres diputados y ponerse por delante del PSOE, a costa de la formación naranja que ha perdido sus ocho escaños en la comunidad.

Con este panorama, Casado tendrá que salir a 'torear' en el ruedo de la oposición con quien subestimó en campaña como un «novillero» que no bajaba a arriesgar a la arena. Aunque lo hará con un capote de 88 diputados frente a los 52 de Abascal, una distancia muy superior a la de solo nueve que tuvo con Ciudadanos en abril.