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La digitalización es un camino inevitable. Todo lo que no sea digital se convertirá en un servicio «premium» al alcance de unos pocos o será un servicio asistencial «para que nadie se quede atrás», en lenguaje actual. Últimamente he sido usuario de varias webs de ayuntamientos españoles. Estas webs municipales son muchas cosas a la vez.

Por un lado, son un curso de derecho administrativo detallado, prolijo y diverso. El ciudadano se da cuenta de la cantidad de procedimientos que tramita un ayuntamiento. Muchos de ellos son casi lo mismo, pero no son lo mismo. Y si te equivocas, te contestan que tienes que repetir el trámite, tal como te indican, para que todo fluya. Esto último, a veces te informan telefónicamente con cierta rapidez. Detalle para agradecer -pero nada telemático, ejem, ejem-.

Visto desde otro punto de vista, es un acto de ejercicio del poder soberano, que exige al ciudadano/súbdito que se aprenda toda la nomenclatura, opciones y recovecos del orden administrativo municipal, aún sea para pedir un papel ordinario, y pagar 8 euros. Esto lo consiguen casi todos. En este ámbito se incluye lo de pagar la tasa asociada a la solicitud. Hay que admitir que va mejorando, y el castigo telemático para abonar la tasa y que la administración al mando se entere y lo relacione con tu expediente va disminuyendo. Entiendo que las tasas pueden tener un papel disuasorio, por pequeña que sea la tasa, pero a veces se convierte en un plus de tormento telemático. Nuevamente, toca defender el servicio de atención telefónica de las entidades locales, que ayudan a solucionar los líos correctamente.

Desde un tercer punto de vista, uno se queda asombrado de la complejidad del quehacer diario de los ayuntamientos. Tenemos un sola ley de régimen local, una sola ley de haciendas locales, pero las webs son todas diferentes, salvo que contraten al mismo proveedor de tecnología, en cuyo caso se van unificando.

Finalmente diré que la Agencia Tributaria de las Balears tiene una web/tecnología mucho mejor que los ayuntamientos. Sin embargo, en las Pitiusas sólo se usa en Sant Antoni y Formentera. ¿A qué se espera? Me temo que la respuesta se halla en los libros de historia, la parte relativa a los reinos de taifas, hoy supervivientes ya centenarios, gracias a la doctrina de la autonomía municipal...