El propietario del restaurante Way Wang Song, con gafas, con su equipo. | Josep Bagur Gomila

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Se ha convertido en un embajador de la cocina asiática en Menorca, un referente inequívoco para poder disfrutar de la comida china pero sobre todo japonesa, que trasciende de lo meramente gastronómico a un fenómeno casi social. Su propietario dice que el secreto es saber escuchar los sabios consejos de los menorquines pero la realidad es que desde que el restaurante Way abrió sus puertas en octubre de 2008, no ha dejado de llenar sus mesas cada día del año. Ahora Wang Song quiere dar un paso más en su obsesión por satisfacer con sus platos a residentes y visitantes, después de haber adquirido un edificio entero en el mismo puerto de Maó que ocupa casi 800 metros cuadrados y donde está previsto se traslade a finales de este año.

VIDA TRANQUILA. Inquieto e inconformista, Wang Song llegó a Menorca buscando una vida tranquila. Nacido en China, quería encontrar una isla del Mediterráneo en la que asentarse plácidamente con su mujer, con la idea inicial de regentar una pequeña cafetería o quizás algo parecido. Apasionado por la música y por las artes en general, dice que abrir el restaurante fue más un error de cálculo que no un proyecto meditado. “Alquilé un local de 150 metros cuadrados sin llegar a imaginar que se convertiría en lo que hoy es el Way para los menorquines. Pero me di cuenta de que esta isla es más cosmopolita de lo que parece y tiene un sentimiento de gran ciudad, aunque realmente sea un sitio pequeño”, explica Wang Song. “Mi experiencia empresarial anterior me hizo pensar en una oferta basada en la filosofía de bueno, bonito y barato pero aderezada con un trato exquisito, un sentimiento de acogida desde el primer minuto y una atmósfera especial”, detalla. Ya solo con el detalle de la música en directo durante todo el año, con un guitarrista o un pianista que tocaba a gusto del consumidor como en los restaurante de alto standing, lo diferenció en seguida de la oferta que hasta el momento se ofrecía en la isla.

En la cocina confió en el arte del maestro Kunihiro Oki, un íntimo amigo que le ayudó a confeccionar la carta y crear unos platos que tuvieran consideración por la tradición pero, al mismo tiempo, que incluyeran impresiones modernas. “Seguramente acertamos al fusionar técnicas asiáticas de cocina tradicional con ingredientes locales frescos”, explica. Y el restaurante Way se empezó a llenar a diario y el boca oreja hizo que los encantos de la nueva propuesta de sushi del puerto se transmitieran como la pólvora por toda Menorca. “Creo que nos ganamos la confianza de los menorquines porque se dieron cuenta de que los típicos perjuicios de acudir a un restaurante chino quedaban desvanecidos, ya que nuestros medidores de calidad e higiene eran plenamente europeos”, añade Wang Song.

Actualmente trabajan 20 personas entre cocina y sala, un equipo chino-japonés al que ha ido incorporando chefs nativos al mando para dar apoyo local a su cocina asiática y conectar mejor el restaurante con Menorca. “Lo que diferencia una cocina de otra es la técnica o los ingredientes que decide utilizar porque el ravioli se hace tanto en Italia como en Japón. Por eso hemos incorporado el aspecto menorquín a nuestra cocina y ahora, por ejemplo, tenemos unas empanadas chinas en las que hay sobrasada”, cuenta. “Compramos toda la materia prima que podemos aquí, como pescado fresco, carne, verdura o fruta, excepto aquellas especialidades como algas o otros ingredientes que importamos”, matiza.

NUEVA UBICACIÓN. El empresario acaba de adquirir un edificio de tres plantas de casi 800 metros cuadrados al lado del ascensor del puerto de Maó en el que tiene previsto ubicar su restaurante. Una propuesta integral que permita abrir todo el día, ofreciendo desde desayunos a cocina fusión asiática o incluso tapas orientales. “He confiado en la arquitectura de Nando Pons y el interiorismo de Aquitania y Jade para crear distintos ambientes. Sugerencias gastronómicas distintas para todo tipo de público, en el que se pueda escoger que tipo de Way se quiere disfrutar, pero manteniendo inalterable la misma filosofía que hasta ahora ha tenido nuestro restaurante”, detalla. La inversión estimada, una vez concluya todo el proyecto, entre la adquisición del inmueble, la reforma y la adecuación, llegará a los dos millones de euros. Una apuesta empresarial en la que también el restaurante Way quiere contribuir a revitalizar el dinamismo del puerto de Maó.