Can Imprès cuenta con la última tecnología en offset y digital. | Toni Escobar

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Can Imprès está a punto de celebrar su cuarto de siglo de vida entre tintas, impresoras, carteles y folletos. Juan Bonet Roig decidió impulsar esta empresa, que sigue siendo familiar, en 1990 tras año y medio de descanso. Bonet, que ya contaba por aquel entonces con 25 años de experiencia a sus espaldas como trabajador y cofundador de otra imprenta puntera en Eivissa, decidió arrancar su carrera en solitario con una empresa propia: “Me di cuenta de que tenía que continuar haciendo lo que realmente me gustaba: imprimir, lo que he hecho toda la vida”. Y así empezó su andadura bajo el nombre de Can Imprès y que a día de hoy mantiene en auge con la colaboración de su familia y de una decena de trabajadores, que han convertido esta empresa en una de las imprentas más importantes de Eivissa.

Aquí se realizan trabajos de todo tipo, como explica Bonet, que pasan por revistas, libros, catálogos, folletos publicitarios, cartas de restaurante, papelería o impresiones en gran formato. “En definitiva, ofrecemos un servicio integral personalizado que va desde la idea inicial, el diseño gráfico y la maquetación, la redacción y traducción de textos, hasta la impresión y todo tipo de acabados y manipulación para dar con la mejor solución para cada proyecto”. El objetivo es poder ofrecer un trato familiar al cliente siguiendo todo el proceso del producto, desde el principio hasta el final, y con la experiencia y profesionalidad que supone haberse dedicado toda una vida al mundo de la impresión.

MODUS OPERANDI. En Can Imprès trabajan actualmente once personas, y desde el principio ya apostaron por el sistema “de impresión offset y la informatización mediante los sistemas Apple”, que en los años 90 se convertía en una auténtica novedad en el mundo de las imprentas, explica el propietario de Can Imprès, una de las empresas más importantes en este sector en Eivissa.

Los avances tecnológicos, según relata Bonet, permiten una “simplificación muy importante de los procesos”. Y así, desde hace unos años, la introducción del Computer To Plate (CTP) permitió eliminar el uso de reveladores y otros productos químicos. El Computer To Plate, o lo que es lo mismo, ‘directo a la plancha’, es una tecnología de artes gráficas por medio de la cual las placas de impresión offset son copiadas por máquinas manipuladas directamente de un ordenador, mejorando notablemente el sistema tradicional de copiado de placas por medio de películas fotográficas. Esta nueva técnica también ha permitido “una reducción drástica de los residuos y subproductos generados, con una contribución muy importante a la protección del medio ambiente”, según manifiesta Juan Bonet.

EL FUTURO. Para el propietario de Can Imprès, las publicaciones en papel tienen “larga vida, no creo que desaparezcan nunca”. “La gente quiere cosas especiales que solamente se pueden conseguir con el papel, estamos hablando de productos muy cuidados y de alta calidad”, añade Bonet, que asegura: “Es por eso que las imprentas que quieran subsistir tendrán que especializarse y adaptarse a las nuevas demandas de la sociedad”.

Aun así, desde Can Imprès aseguran que la introducción de nuevas tecnologías les ha permitido incrementar el volumen de trabajo, pero con modificaciones. Y es que para Juan Bonet ahora se realizan tiradas de impresión “más cortas, de aquí la aparición y crecimiento de los sistemas de impresión digitales, que hemos incorporado”.

“Ambos sistemas de impresión (offset y digital), combinados en un mismo trabajo, nos permiten mejorar en la personalización del producto reduciendo los costes”. Pero no todo el recorrido es fácil. Y es que, como sucede en otros ámbitos empresariales, tener una empresa en Eivissa tiene unas repercusiones económicas más altas en comparación con la Península.

LA INSULARIDAD. De esta forma, Bonet explica que en Can Imprès necesitan una “mayor inversión en stocks de material respecto a las empresas de la Península, con el fin de poder ofrecer una respuesta rápida al cliente”. Esto les obliga a reducir su margen de beneficio en cada uno de los trabajos que realizan con el fin de poder ser igual de competitivos económicamente que cualquier otra empresa peninsular. A esto hay que sumar los sobrecostes en la compra de materias primas debido al transporte, “que intentamos que no repercuta en nuestros clientes”. Asimismo, desde la propiedad de Can Imprès aseguran que los equipos y la maquinaria de la industria gráfica requiere una “inversión económica muy elevada, ya que está en continua evolución y, para ser competitivos, se necesita una renovación constante” para evitar quedarse fuera del mercado.

Por otro lado, y como sucede en otros ámbitos empresariales, el intrusismo actual que se da en el sector también afecta de manera negativa a la empresa de Juan Bonet ya que, “inexplicablemente, ofrecen unos precios muy por debajo de los costes reales”.

A pesar de estas dificultades, Can Imprès asume el reto del futuro con confianza y con la vista puesta en las nuevas generaciones. De hecho, en Can Imprès ya se encuentra trabajando la segunda generación de la familia, lo que permite que a esta empresa aún le queden años por delante. Además, y siempre que las publicaciones en papel sigan existiendo, tal y como prevé Juan Bonet, estas necesitarán de imprentas y de profesionales del sector para poder llegar a las manos de los ansiosos lectores.