La escritora Lea Carpenter. | Beowulf Sheehan

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Una historia de espías, intrigas internacionales, oligarcas rusos y varios viajes por el globo incluyendo, claro, Mallorca. Son algunos de los detalles de Ilium, la nueva novela de la escritora norteamericana Lea Carpenter, quien ya se adentró en los círculos literarios con fuerza tras Eleven Days. Publicada por la histórica Knopf Editorial, parte del conglomerado de Penguin Random House desde hace décadas, Ilium es un viaje por un entorno que Carpenter conoce bien y que ha tratado varias veces en sus historias: el de las apariencias. A través de una narradora sin nombre, la historia de esta novela, que de momento solo se encuentra disponible en inglés, ha cautivado a los críticos de The New York Times, Vogue y The Washington Post, entre otros.

Para empezar, ¿qué puede contarnos de la historia que narra en Ilium?
Sigue los pasos de una joven británica que es reclutada en una operación internacional de espionaje de alto nivel: el asesinato de un oligarca ruso.

Uno de los lugares en los que se ambienta la novela es Mallorca, ¿por qué tomó la decisión de que la Isla fuera uno de sus escenarios?
Traté de imaginar el lugar más glamuroso en el que he estado, un lugar rico en historia, que tuviera una línea costera y un cierto grado de aislamiento y sabía perfectamente que quería que fuera una isla. Después hice toda la investigación que pude hacer y que muchos escritores hacen hoy en día: a través de las imágenes disponibles en internet y, entonces, soñando a través de ellas.

Esta es su tercera novela tras Eleven Days y Red, White, Blue, ¿qué ha aprendido de las dos anteriores como escritora y que ha podido aplicar en Ilium?
He aprendido muchísimo sobre el valor de la trama, lo cual puede sonar algo simple, pero no lo es para nada. La historia, el argumento, pueden ser esquivos, y en el caso de Ilium hay una arquitectura narrativa muy estricta que va muy en línea con el género de espías. Hay una misión, te embarcas en ella y aprendes algo de todo lo que ha ocurrido.

¿Cómo ha sido la recepción de Ilium hasta la fecha por parte de la crítica y el público?
Me siento abrumada por la reacción de la crítica, la cual ha sido muy positiva, pero incluso más por los muchos, muchísimos lectores que se han puesto en contacto conmigo y me han hecho saber cómo de emocionante les ha parecido la historia de este personaje y los que conoce por el camino, algunos de los cuales tiene que seducir.

La narradora no tiene nombre en la historia, ¿se debe a un deseo de querer añadir algo de misterio en ella o es por alguna otra razón?
Nunca se me han dado muy bien los nombres. Llegó un punto en el que la había dejado sin nombre durante tanto tiempo que simplemente tuve la sensación de que funcionaba, de que le iba bien el no tener ninguno, la última expresión de una identidad perdida. Esto es en parte lo que la hace vulnerable, que tiene que encontrarse a sí misma. Si escribo de nuevo sobre ella en otra novela quizá acabe por tener un nombre después de todo.

¿Por qué es la idea de viajar tan importante en las historias de espías?
Se debe a que el género del espionaje es un escape, es romance, es riesgo y estas son, en mi experiencia, las señas de identidad de viajar.

¿Y por qué es la del espionaje una temática que le atraiga tanto para haberla tratado en todas sus novelas?
Me encantan los maestros del género John Le Carré y Graham Greene. Además, mi padre sirvió en Inteligencia y murió en 2008, por lo que en cierto sentido, sigo escribiendo para encontrarle, para traerle de vuelta.

Este tipo de historias en la que se juntan espías, secretos y crímenes, tienden a hablar mucho acerca de nuestra propia sociedad, ¿cómo se ve ese mundo a través de sus ojos en sus libros?
Prefiero dejar eso a los lectores, pero en mi opinión se trata de un mundo definido por una moral ambigua, y en cierto sentido, algo solitario. Es también, sin embargo, un mundo rescatable por el amor.

Por último, he visto que fue una de las editoras fundadoras de Zoetrope, la revista creada por Francis Ford Coppola, ¿cómo fue esa experiencia?
Fui la primera persona a la que contrató a través de una mujer llamada Adrianne Brodeur quien continúa siendo una querida amiga y mentora. ¿Que cómo fue trabajar para uno de los cineastas más importantes de todos los tiempos me pregunta? Pues fue un sueño. No le conocí del todo bien, pero sentó unas exigencias muy altas. Del mismo modo que dice otro director al que admiro y con el que he trabajado, Peter Berg: tiene la ‘vista despejada y un corazón lleno’ (clear eyes and a full heart). No puedo esperar a ver qué hace a continuación y debo admitir que El Padrino inspiró parte de mi segunda novela, Red, White, Blue.