El artista Miquel Barceló, en una imagen de archivo tomada en París. | Efe

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Miquel Barceló (Felanitx, 1957) acaba de publicar en francés De la vida vía, en la colección Traits et portaits de Mercure de France. Se trata de un autorretrato íntimo ilustrado con los cuadernos, dibujos, pinturas y fotografías del artista, donde desvela las rutinas de trabajo, las obsesiones creativas, vivencias de la infancia y de sus primeros pasos en el mundo del arte hasta la consagración internacional. Mallorca tiene un lugar destacado en estas memorias.

«Mallorca es mi isla de nacimiento, donde aprendí todo lo que sé durante la infancia, el mar es mi respiración, mi cuerpo forma parte de la naturaleza», señala el pintor. El libro cuenta con numerosas fotografías, tomadas por Toni Catany, Jean Marie del Moral, Ouka Lele, Francesca Mantovani o Agustí Torres, entre otros. Hervé Guibert lo retrata en 1990 emulando a Goya, con un sombrero de copa lleno de velas encendidas. Barceló cuenta que Evgen Bavcar, fotógrafo ciego y amigo, inmortalizó sus obras con su Leica y el empleo de largas exposiciones.

Al explicar el proceso de producción de la Capella del Santíssim de la Seu de Palma, que Barceló califica como «un fresco que es como una creación del mundo», el artista precisa su rutina de trabajo preparatorio en Nápoles y asegura que «pasado el tiempo, ya no hago ninguna diferencia entre pintura, escultura y cerámica».


Capítulo

El libro, que debe su título a un verso de Luis de Góngora, dedica varios capítulos a sus experiencias en París, Mali y Mallorca. Barceló apunta que «en Mallorca, durante los días en los que pinto, cuando son perfectos, siempre termino la jornada en el mar», y concreta que «me he dado cuenta de que, al final, todo lo que hago es bucear, pintar y leer, además bucear tiene muchas similitudes con pintar».

A su madre, Francesca Artigues, le dedica un extenso capítulo: «Es una artista, desde siempre, ha pintado paisajes clásicos, cuando era niño solía llevarme con ella al campo a pintar». Barceló señala que «crecí en Felanitx, en una gran casa que olía a pintura al óleo, con mesas, caballetes y libros de arte», y menciona, en otro apartado, a su padre: «Durante algunos largos y duros años estuvimos enfadados, antes, sin embargo, me había enseñado el nombre de los árboles, los pájaros y los peces, más adelante, durante los últimos años de su vida, nos acercamos mucho, organizamos un jardín, venía a mi casa para plantar árboles, miles de ellos».

Barceló confiesa su gusto por la confección de listas y enumeraciones. En ese sentido, una de las numerosas anécdotas citadas por el autor está protagonizada por Patti Smith: «Un día, me dijeron que había recitado mis poemas durante un recital en Nueva York, pero yo no soy poeta ni he escrito nunca poesía, lo que había hecho era coger fragmentos de mi libro Carnets d’Afrique y había leído algunas de mis listas como si fueran poemas».

El volumen reproduce los dibujos de múltiples especies de peces y de todas las cerámicas que presentó en la gran exposición realizada en el año 2000 en el Musée des Arts Décoratifs de París. «He pintado una a una mis obras completas, me gustan los memorándums y las listas», justifica.
Miquel Barceló presentó el libro el pasado 6 de febrero en la librería Gallimard de París, acompañado de la escritora tunecina Colette Fellous, directora de la colección Traits et portraits de la editorial Mercure de France.