El European Film Market de la Berlinale concluye una edición muy provechosa para la industria balear. | R.C.

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El pasado 21 de febrero terminó el EFM (European Film Market) con más de 12.000 visitantes profesionales de 143 países. Entre el Gropius Bau, el Hotel Mariott y los cócteles, se organizaron un gran número de reuniones en busca de socios de todo el mundo. Entre los asistentes, varios de los principales actores de la industria balear estuvieron allí y representando a las Islas y fomentando su internacionalización además de exponer y atraer el talento.

Pedro Barbadillo, director de la Mallorca Film Commission, asistió con una de sus iniciativas como es el Green Film Forum que se celebrará en Palma del 14 al 16, resalta que la Berlinale es un espacio perfecto para conocer los posibles ponentes de estas jornadas enfocadas en la sostenibilidad en los rodajes. A ojos de Barbadillo, la es significativo refrescar contactos, dado que mantiene la comunicación con los diferentes productores todo el año.

Incentivos

Para los localizadores, «Mallorca no es sola atractiva por su paisaje y clima excelentes durante casi todo el año, sino también por el grupo de profesionales que trabajan». Además destaca que hay a su vez una cuestión de incentivos, necesarios para inclinar la elección de la localización del rodaje. Barbadillo comenta que productores polacos, canadienses, británicos vendrán esta primavera así también países como Singapur, India o China que han mostrado interés en Mallorca y afirma que el cine asiático está tomando el relevo de América y Europa, por lo que también ha estado presente en encuentros como el Euro-Asian Project Lab que facilitan dicha coproducción.

Igualmente, Miguel Huesa, director de la Menorca Film Commission participó en toda la agenda de la Berlinale, reuniéndose con los diferentes productores interesados en rodar en Menorca. Huesa destaca la importancia del trato en persona en uno de los mercados más importantes a nivel europeo.

Por otra parte, Cristina Gómez, directora de la producción ejecutiva del Atlántida Film Fest explica que junto a la guía que les ofrece las diferentes charlas de la EFM, desarrollan un nuevo plan de sostenibilidad del festival, ya no solo como requerimiento de los fondos públicos sino también por convicción. Dicho plan se basará en sistemas eficientes de compensación de la huella de carbono y por otro lado, tecnologías aplicadas a la sostenibilidad de eventos efímeros.

También van a reformular el Talent Lab de Atlántida siguiendo más el modelo de la Berlinale, añadiendo la figura de la mentoría. Otras novedades que están siendo posibles gracias a la Berlinale son terminar de concretar un programa de voluntariado con estudiantes de escuelas de cine alemanas y gracias a la recepción de la embajada española, que trató sobre la IA, van a proponer mejoras tecnológicas en la plataforma del festival.

En el plano de la financiación, Gómez afirma que en estos mercados facilitan identificar inversores potenciales: «Mallorca funciona como gancho para muchas marcas», concluye Gómez quien añade que el Atlàntida está «bien posicionado» y su internacionalización es posible gracias a la calidad de la programación.

Respecto a esta dimensión, Jaume Ripoll y Joan Sala, cofundadores del Atlàntida, estuvieron presentes durante la EFM, donde estuvieron al tanto de adquisiciones de filmes para el Atlàntida y Filmin. Su día a día durante la Berlinale consiste en dos cosas: ver películas y hacer negociaciones. Sala afirma que «a veces compramos películas sin tan siquiera haberlas visto, basándonos en guiones, reels, etcétera. Lo hacemos basándonos en la intuición, criterio y análisis, nos guiamos por la cinefilia». Entre estas adquisiciones están, sin ir más lejos, Dahomey, ganadora al Oso de Oro, Además, The Human Hibernation, que participó en el TalentLab del Atlàntida, también se alzó con el premio de la crítica de la Berlinale.

Por su parte, Ripoll también se ha reunido con talento internacional para atraerlos al Atlántida este verano. Confirma que son días muy intensos de negociaciones que empiezan en Berlín, pero que terminan en Mallorca. En definitiva, la Berlinale es de los primeros acontecimientos de este sistema circulatorio de la industria cinematográfica y el sector balear ha estado a la altura.