Javier Bonet, Catalina Forteza y Rafel Brunet, este lunes en Cort. | Jaume Morey

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Xesc Foteza falleció en verano el 7 de julio de 1999, justo unos meses antes de que llegáramos al cambio de milenio y todo se acelerase. La Mallorca que conoció ha cambiado tanto que probablemente no la reconocería, pero lo que no ha cambiado es la importancia que Forteza posee en la cultura isleña. Por ello, este 2024, un cuarto de siglo después de su muerte, Palma recuerda la figura del actor, autor y director teatral con una enorme cantidad de actos que tratan de equipararse al tamaño del perfil del palmesano y que arrancan con el montaje de Ca Ses Monges precisamente en el teatro que lleva el nombre del palmesano.

Forteza nació el 29 de marzo de 1926, hijo de Andreu Forteza, platero, y Catalina Forteza, ama de casa. Fue el pequeño de dos hermanos más: Joan, también actor, y Margalida. El hermano de su abuelo, que también se llamaba Xesc Forteza y era tornero de profesión, lo introdujo en el mundo del teatro a los diez años. Con él y su tío pisó por primera vez el escenario del Teatre Principal de Palma con la obra A la sombra del Alcázar, en 1937. Se podría decir que ahí empezó todo.

Junto con su hermano Joan, su cuñada Paquita Riera y grandes actores como Cristina, Juanito y Catalina Valls, Joan Maria Melis, y Manel Tubert, entre otros, llevaron el teatro por toda Mallorca a través de autores mallorquines como Mingo Revulgo, Antoni Mus y Joan Mas, entre otros, e hicieron de la Compañía Artis todo un referente de la Islas. Gracias a Artis, el teatro en catalán pervivió durante los años más oscuros de la posguerra, a veces a expensas de ser detenidos y represaliados.

Estreno

Inquieto como nadie, en 1957 Xesc Forteza escribió su primera obra, una tragicomedia titulada Fin de trayecto, que estrenó con la Artis, de la cual también dirigía alguna de las representaciones. Con el boom turístico de los años 60 y la apertura de cabarés como Tagomago, empezó a compaginar las tablas con actuaciones cabaretescas, donde compartió escenario con la Margaluz y los Valldemossa, y tuvo la oportunidad de conocer artistas internacionales que pasaban por la Isla por aquel entonces.

En 1967 montó su propia compañía y estrenó Ninette i un senyor de Mallorca, adaptación de la famosa obra de Miguel Mihura, Ninette y un señor de Murcia. El viatge del tio capellà, estrenada en 1975, fue uno de los primeros éxitos importantes de la Compañía de Teatro Xesc Forteza. A partir de este momento se convirtieron en la única compañía capaz de mantener, año tras año, la misma obra en cartel más de tres meses. Su obra más conocida es Majòrica’81, que representó con Maruja Alfaro primero y con la inigualable Mary Santpere después, pero no se pueden olvidar otros títulos como Jubilat ve de Jubileu, Téntol, es una guerra famella, Catxindena, quin estiu!, Can ses Monges, etcétera, que demuestran su capacidad de observar cómo cambiaba nuestra sociedad y reflejarlo en sus obras.

Esta última obra mencionada, Ca ses Monges, es la elegida precisamente para arrancar los diferentes actos que se extenderán durante meses para conmemorar la figura de Forteza. Las funciones arrancarán este jueves 22 de febrero en el Teatre Municipal Xesc Forteza, como no podía ser de otra manera, y se alargarán hasta el domingo 3 de marzo y cuentan con la dirección de Vicenç Torres.

Este montaje escénico unido a todo lo que el Ajuntament de Palma ha preparado han provocado que Catalina Forteza, hija del actor, se muestre agradecida y explique que «nunca me habría imaginado que a alguien se le hubiera ocurrido llevar a cabo un homenaje de este calado» y destaca que detrás de todo lo organizado hay «mucho trabajo y mucho cariño».