El abogado Juan Segura tocando el órgano que tiene en su casa. | Pilar Pellicer

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Sergio Llopis, el compositor de cine mallorquín, buscaba algo muy específico para la banda sonora de La carga, el documental dirigido por Miguel Eek y financiado por Filmin que explora la transformación de algunos hombres que forman parte de un retiro terapéutico donde sanar sus propias heridas. «Queríamos que fuera un órgano de iglesia y buscábamos algo que reflejara la voz humana, su respiración». No obstante, en los templos que preguntaron tuvieron reparos: «Hay un poco de magia con este tema, para ellos tiene que tocarlo alguien muy específico», destaca. La cosa estaba algo complicada hasta que sonó la flauta –o el tubo, en este caso– y dieron con Juan Segura. Para sorpresa de todos, el abogado tiene un órgano en su propia casa.

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Uno de los detalles del órgano de Juan Segura.

Y no uno cualquiera. Se trata de obra de Pere Reynés, como atestigua su firma en el aparato. Reynés es el maestro organero más importante de la Isla, restaurador del instrumento que está en la Seu, entre otros.El propio Segura señala que el órgano tiene alrededor de 25 años y que es «de estudio», siendo el único de este etilo que Reynés habría hecho. La razón por la que Segura posee este armatoste en casa se debe a que antes de cultivar las leyes y el derecho, aprendió piano y órgano. De hecho, acompañó en algunas iglesias y hasta conoció y recibió algunas lecciones de Montserrat Torrent, reconocida organista española. Aunque el propio Segura explica que estaba a un nivel muy alejado.

Sobre el instrumento en sí, que posee una gran envergadura, tiene cinco registros, tres teclados, una pedalera y está todo hecho a mano. Es mecánico, algo que considera mucho mejor a la hora de aprender y tocar, y dispone de varias funcionalidades que lo convierten en un instrumento muy completo y perfecto para el estudio. «De hecho está destinado a poder estudiar con él y ahora espero poder hacerlo con más asiduidad», reconoce Segura quien está en un proceso de mudanza y confiesa que trasladarlo ha sido difícil: «Hubo que desmontarlo y montarlo entero. Pere Reynés, que está jubilado, vino expresamente y estuvo una semana para volver a armarlo», detalla.

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Detalle de la pedalera que permite tocar con los pies.

ParaLlopis, el compositor de La carga, fue ideal «para poder experimentar con sus sonidos y encontrar lo que buscábamos», logrando extraer de sus tubos la opresión que los personajes experimentan y que se transmite en la respiración de este órgano. Por su parte, para Segura, se trata de una manera de «desahogarse» al llegar a casa tras un día duro en el despacho y también como una manera de no oxidarse musicalmente, aunque no oculta que «hay quien piensa que estoy chalado», aunque de momento los vecinos no se han quejado.