El artista Gori Mora posa para esta entrevista junto a una de sus piezas en la Pelaires. | Jaume Morey

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Recién llegado de las ya frías tierras escocesas, donde el invierno hace tiempo que ya ha llegado, el mallorquín Gori Mora agradece la temperatura más suave que la Isla ofrece estos días por comparación. Mora lleva 6 años viviendo en Glasgow, donde se ha asentado casi por sorpresa, sin preverlo, pero donde se siente cómodo. En esta visita relámpago a Mallorca, Mora hace escala en la Galería Pelaires para la que es su segunda exposición en el centro de Palma. Una mirada íntima, curiosa y algo misteriosa que lleva por título Being in touch, un juego de palabras que une no solo la necesidad del estar en contacto con los otros, sino que el mismo hecho de ser (en inglés, being) implicar estar con los demás.

El propio artista, formado en la Glasgow School of Art, explica que para esta muestra, que se inaugura mañana junto a las otras muestras de Joan Morey y Sarah Bechter, buscaba «experimentar un universo más onírico y melancólico» en el que los «sujetos presentan este sentimiento agridulce que todos pasamos cuando un verano lleno de romances se acaba».

Por ello, las escenas que pueblan sus cuadros, realizados a través de óleo sobre metacrilato, «son representaciones de espacios de naturaleza y están inspirados en zonas donde la comunidad queer expresa libremente su amor y su unión». En este sentido, los protagonistas de sus composiciones se hallan en entornos «alejados de la contaminación social y presentan gestos de caricias y ternura entre ellos y también de protección».

A su vez, las creaciones recuerdan a espacios cerrados, casi se podría decir que claustrofóbicos en los que apenas hay aire, pero no en un sentido negativo, sino «como un sentirse seguro en un lugar pequeño, recóndito, pero contigo mismo». O, dicho de otra manera, un «espacio cerrado en el que están en paz».

Así pues, el resultado es «un proyecto más personal» que se diferencia del del año anterior porque quería mostrar la «vulnerabiliad de los personajes», de los cuales no solía «enseñar sus caras», pero ahora sí lo hace como una manera de reflejar, precisamente, ese aspecto vulnerable en sus figuras.

Aislamiento

A su vez, el proceso de creación se ha generado en un aislamiento por motivos de salud en el que Mora se ha visto privado durante mucho tiempo de «contacto humano» sin poder «ni dar abrazos». Todo ello le hizo centrarse en el auto-cuidado al «pasar tanto tiempo conmigo mismo», y una cosa llevó a la otra hasta que, finalmente, dio como resultado este proyecto «donde se respira tranquilidad y paz con uno mismo». Ello se ve en las «las escenas debajo del agua, que son como un refugio sin que se oiga nada del exterior, y sirven como refugio».

Todo ello impregnado de un fuerte sentimiento mediterráneo que sus pinturas exhalan en sus colores, por lo que a pesar de haber sido creada toda la serie de manera íntegra en Glasgow, «la inspiración es puramente Mallorca». Asimismo, todos estos elementos conforman las piezas de este puzzle en el que Mora habla de él, de nosotros y de la necesidad de protegernos como colectivo.