El galerista Pep Pinya, fundador de la Pelaires. | B.SASTRE

TW
1

La Galeria Pelaires es uno de los centros de referencia del arte contemporáneo en Palma. Fundada por Pep Pinya en 1969, supuso, como él mismo destaca, «una ventana al exterior» en una época difícil. Ahora, esa ventana sigue abierta y por ella sigue pasando el arte en una ciudad en la que conviven galerías por doquier. Pinya recibirá el 23 de noviembre la Medalla d’Or del Cercle de Belles Arts de Palma por toda su trayectoria y empuje a la creación contemporánea en la Isla.

Pinya recogerá el reconocimiento el 23 de noviembre en el Molí des Comte y lo hará «con mucha alegría», pero extiende el premio a «todos los amigos y seguidores de Pelaires, sin los cuales no sería lo que es». Son 54 años desde que abriera la galería, «que se dice rápido», como destaca Pinya, pero reconoce que «esto se lleva en la sangre, porque la cultura es parte de tu vida, igual que la belleza, y así es imposible jubilarse».

Impulso

El inicio «fue una pequeña revolución» por tener a Calder, Picasso Tàpies y Joan Miró, que fue quien nos dio el impulso internacional». Sobre el catalán rememora Pinya que fue quien le hizo «empezar este largo camino», aunque concede que «tampoco le costó mucho» convencerle», pero sí se quedó «maravillado» cuando se lo propuso. La estela de Miró fue la que ayudó a establecer relaciones con artistas, galerías y museos y, unido a los apoyos de «poetas, escritores, pintores y, en general, la gente que creyó en el proyecto», dieron «fuerza» a la Pelaires.

No obstante, no fue fácil. Era «una época complicada para la libertad». Sin ir más lejos, «hacer una muestra de Picasso requería un permiso», pero «la ilusión mueve montañas». Desde entonces, más de medio siglo con «un nivel muy alto», algo que cree haber logrado tanto dentro de la cultura isleña como española y de otros países. De hecho, la Pelaires es una de las impulsoras de ARCO y, a su vez, está considerada la primera galería de arte contemporáneo del país, aunque ahora Palma sea una de las ciudades con más espacios de este tipo. «Es excesivo cuántas galerías hay, pero es bueno porque en el caos se pueden hallar nuevas formas y energías positivas».

Echando la vista atrás, Pinya se siente orgulloso de algo: «Estoy muy contento de existir, que no es fácil tras tantos años y menos al nivel deseado y de haber abierto el centro cultural de la calle Verí era una de mis grandes ilusiones y estoy muy contento».

Con la mirada puesta en lograr un equilibrio entre el talento local emergente y traer a la Isla a los artistas más importantes a nivel internacional, la Pelaires mira al futuro con Frederic Pinya, hijo del fundador, al frente del espacio, quien está haciendo una «labor espléndida», según su padre.

Y, para acabar, una mirada al éxito de alguien cuya vida ha estado dedicada al arte de más alto nivel: «Solo se puede medir el éxito a través del tiempo porque puedes hacer algo maravilloso un día, pero el éxito está en la constancia, en que sea algo continuado, y en saber que en ese lugar vas a encontrar algo artístico y cultural de alto nivel». Una buena definición de la Pelaires.