La cantautora Sophie Auster. | Spencer Ostrander

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Explica Sophie Auster (Nueva York, 1987) que siendo niña le costó un poco darse cuenta de que sus padres no eran «gente normal». La cantante y compositora, que visitará Palma el próximo 20 de octubre para actuar en el Festival ContrastMallorca en el Teatre Mar i Terra, es la hija de los célebres autores Paul Auster y Siri Hustvedt, dos de los escritores más prolíficos e importantes de Estados Unidos. Dos personas fuera de lo común que, mientras crecía Sophie, la llevaban a todo tipo de entornos culturales plantando en ella la semilla del arte. Aunque, reconoce la compositora, «no tengo ni idea de dónde viene lo de la música». Casi 20 años de carrera la avalan, sin embargo, y llega a Mallorca con su nuevo disco bajo el brazo, Milk for Ulcers, para presentar de manera acústica e «íntima» un trabajo donde explora y exorciza algunos de las preocupaciones que han revoloteado alrededor de su vida reciente.

¿Es su primera vez en la Isla? ¿Qué ha preparado para la ocasión?
Sí, será la primera vez que visite Mallorca, pero me encanta ir a España y tengo muchísima ganas de estar allí. Tocaré algunas canciones nuevas que he terminado de un álbum que espero finalizar en los próximos meses, por lo que la gente también podrá echar un vistazo a material nuevo en un formato íntimo, con guitarra y piano.

¿Qué le llevó a la música?
Empecé en ella de pequeña. Tuve un profesor que me animó a intentarlo y tomé clases. Creo que es genial cuando un adulto te dice que se te da bien algo porque te da confianza y yo simplemente continué haciendo aquello que me gustaba y seguí a base de fuerza.

¿Cuándo se sintió artista por vez primera?
Cuando tenía 18 años. Acababa de sacar un álbum grabado en un sótano y tuvo repercusión, la gente me llamaba para hacer entrevistas y pude tocar ante el público. Fue salvaje y me dio la sensación de que es validaba algo que había escrito en la soledad de un rincón de mi casa. Lo volvió real.

En Milk for Ulcers habla de temas sensibles que han rodeado a su familia, ¿desde qué lugar ha escrito emocionalmente?
Desde la frustración. Hay mucho de las consecuencias de la pandemia, no poder salir de casa, pero también el cáncer de mi padre y cosas que han pasado a nivel personal que me han afectado. Me he hecho camino a través de escribir, ha sido muy catártico.

¿Sintió alivio al exteriorizar esos sentimientos en forma de música?
Fue como si un enorme peso se marchara. El duelo es algo que se lleva de muchas maneras y es algo muy extraño que experimentar en tu vida, con grandes momentos de tristeza. Yo soy muy de reprimir estas cosas y ocultarlas, pero no puedes reprimirlos para siempre y escribir canciones ha sido una manera de liberar esa tensión.

¿Qué fue lo más duro del disco?
El mayor reto fue grabar en estudio temas que son fruto de experiencias privadas y momentos muy íntimos. Tocarlo frente a la gente y hallar el tono adecuado es difícil.

Nueva York es muy importante en la obra de sus padres, ¿se crió en la Nueva York de ellos o en la suya?
Un poco en la de los tres (risas). Cuando era muy pequeña mis padres me llevaban a todas partes. Tardé un tiempo en darme cuenta de que no eran como los padres de los demás. Me llevaban a galerías de arte, charlas, estrenos de cine, etcétera. Tuve una entrada en Nueva York muy rica culturalmente y de alguna manera ha dado forma a mi propia experiencia de la ciudad. También es cierto que ellos no fueron niños en Nueva York y yo sí, por lo que también tengo mis propias vivencias como colarme en algún pub y ese tipo de cosas. Aprendí a saber qué quería de la ciudad, la cual amo y de la que no me canso nunca. Ahora vivimos de manera muy paralela mis padres y yo y, de hecho, vivimos muy cerca los unos de los otros en Brooklyn.

¿A qué se refiere con que sus padres no eran como los demás?
A que la gente normal tiene trabajos como ir a la oficina, ser médico, pero mis padres trabajaban desde casa escribiendo libros. Cuando tenía 7 u 8 años empecé a comprenderlo porque los otros niños me decían lo raro que era eso (risas). Ahora, viéndolo en retrospectiva, me parece alucinante que hayan conseguido hacer todo lo que han hecho por lo inusual que es.

¿Diría que le han influido mucho a entrar en el mundo artístico?
Sí porque no puedes evitar absorber lo que recibes. Lo de la música sí es un misterio y no sé de dónde viene. Debemos tener algún pariente lejano y perdido que debía ser un gran cantante. El mundo de la música es duro y mis padres sí me lo advirtieron –en el fondo creo que hubieran preferido algo más estable–, pero ellos me dieron la confianza de perseguir y luchar por lo que me gusta. Ver a unos padres que han conseguido carreras tan exitosas haciendo algo tan difícil como escribir y me hicieron pensar que si ellos podían, yo también. Es bonito tener modelos así que te enseñan a que incluso cuando todo va mal, has de seguir luchando.