El dúo Voicello está formado por el violonchelista Gabriel Fiol y la soprano Carme Garí.

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Bach, uno de los más célebres compositores de música clásica, se convierte en el protagonista del nuevo proyecto del dúo Voicello. Se trata de Cartes a Bach, un espectáculo que aúna música, teatro y danza que se estrenará el próximo miércoles 30 de agosto, a las 20.30 horas, en el Castell de Bellver.

El dúo, formado por la soprano Carme Garí y el violonchelista Gabriel Fiol, ha creado este montaje que combina teatro y danza y en el que la interpretación de Fiol constituye el grueso de la actuación.


Cartas ficticias

Una de las claves de la representación es «recrear la vida del compositor a través de la de sus esposas, que ahora por fin toman la palabra para hablar de los hechos cotidianos, de sus sentimientos como mujeres, madres y cuidadoras, además de ejercer también como colaboradoras del músico alemán», detalla Garí.

Como el propio título sugiere, Cartes a Bach parte de la ficción, pero también se basa en los pocos datos que de ellas se conocen. A partir de ahí, la profesora María Estelrich ha escrito estas misivas ficticias que articulan esta nueva propuesta. Asimismo, en el proyecto también ha participado el director de teatro Bernat Pujol, que ha guionizado la puesta en escena. Por otra parte, la bailarina Nathalie Quaiba interpreta los sentimientos de alegría, tristeza, soledad y dramatismo que destilan las suites y los textos de Estelrich.

Tal y como apunta Garí, se trata de «piezas emblemáticas» donde se entremezcla música con otras disciplinas diferentes. Y es que Bach se inspiró en danzas populares para después convertir esos ritmos en música erudita», señala la soprano, que representa a María Bárbara, la primera esposa de Bach, en este proyecto. Estelrich, por su parte, interpretará a Anna Magdalena, segunda mujer del compositor.

«La obra está formada por tres suites. La primera es «alegre, optimista y positiva, mientras que la segunda es más triste, melancólica e introvertida, pues se trata de una escena muy emotiva», añade.

Finalmente, según avanza Garí, el tercer acto tiene una tonalidad más abierta y con mayor amplitud sonora. «Es una forma de aportarles visibilidad, ya que era una época muy difícil para las mujeres», reflexiona Garí.