El artista Jonny Hurts posa junto a una de sus obras todavía en creación. | Pere Bota

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Arte para, con y por todo. Es una buena manera de resumir el entusiasta espíritu de Jonny Hurts, el artista noruego que se ha instalado en Mallorca desde hace unos meses para continuar creando desde la espectacular Casa Pájaro, obra del arquitecto Alberto Rubio, escenario no solo de las últimas piezas de Hurts, que pueblan y conviven en todos los espacios de la vivienda, sino también de la exposición que hoy inaugura allí mismo, en la calle del Tambor, 7, del Port d’Andratx, y que lleva por título Corazón, precisamente aquello que el escandinavo pone en todo lo que hace.

En su exposición de esta tarde, que arranca a partir de 18.00 horas, se podrán ver sus más crecientes piezas, algunas de ellas con curiosos materiales como la gomaespuma de los churros de piscina o los muñecos inflables típicos del verano. El noruego los recubre de pintura hasta que se solidifican y se convierten en esculturas tan estivales como curiosas y son, además, «duraderas». «Al no tener formación artística tampoco tengo limitaciones», detalla el creador que apostilla: «Es arte, puedes hacer lo que quieras».

Tampoco cree que la gente pueda pensar mal de él por su falta de formación académica, ya que «no pienso en ese tipo de cosas, pero si hago una pieza que a nadie le gusta normalmente tiendo a creer que es la mejor que he hecho».

Él reparte su creatividad en áreas de trabajo separadas con un patio externo donde parece haber caído un diluvio de pintura hasta un estudio más tradicional. No hay rincón en Casa Hurts, como la ha bautizado, donde no haya una obra de arte que mirar. Desde cuadros de grandes dimensiones que decoran las altas paredes con marcos hechos por el propio Jonny, hasta una enorme rueda de acero que recrea las del coche en el que murió Lady Di (foto circular).

Se trata de una versatilidad enorme que refleja el espíritu creativo del artista, ya presente en su época de snowboarder que duró una década. Llegó un día, no obstante, en el que se dijo: «No puedo seguir haciendo esto», y se propuso construir todo tipo de cosas, pero las paredes quedaban muy vacías, así que empezó a pintar: «Había nacido para esto, era mi forma de expresarme».

Aprendizaje

Partiendo en sus orígenes de referencias de su época infantil, como personajes de dibujos a los que daba un toque personal, casi esquizofrénico, como la Pantera Rosa o el niño científico Dexter, le sirvieron de escuela: «Era mi manera de jugar, divertirme y aprender a mezclar colores y de formas», además de «cuidar del niño interior porque así veo el arte: una forma de divertirse en la vida».

El interés hacia los más jóvenes, de hecho, es algo que tiene muy presente: «Como me crié en un lugar pequeño donde a nadie le importaba el arte, al descubrirlo pensé que podría haber mucha otra gente que no encuentra ese objetivo en el que poner toda su fe». Por ello, en Noruega, con varios proyectos como Californebu, un antiguo aeropuerto de Oslo reconvertido en espacio creativo donde, durante diez años, han abierto las puertas del arte a los más jóvenes y a aquel interesado en rodearse del vibrante impulso versátil de Jonny y su equipo.

Obra física como pintura y escultura, arte digital, NFTs, neones, todo es bienvenido en el mundo juvenil y fantástico de Jonny Hurts, que abre Casa Hurts al público isleño con el objetivo de crear una comunidad similar a lo realizado en Noruega.

Curiosamente, Jonny había venido a Mallorca hacía muchos años, cuando era adolescente, y su parada fue, digamos, curiosa: «Fui a Magaluf y cuando volvía resacoso en el avión a mi país me dije: no pienso volver a Mallorca». La cosa ha cambiado porque sí volvió y visitó otros lugares, conociendo mejor la Isla. Ahora, él mismo explica que «aunque hemos venido con la idea de quedarnos un año, ya veo que no será suficiente porque es difícil dejar la Isla y quiero crear un espacio para que los jóvenes entren, exploren y se diviertan». Corazón es el primero de los muchos pasos que Jonny planea dar en Mallorca.