El artista Alexis Leiva, conocido como Kcho, posa frente a algunas de sus obras en el estudio de la finca de Bernardo Quetglas. | M. À. Cañellas

TW
0

En un entorno privilegiado, de puro arte, el creador cubano Kcho (Alexis Leiva) nos recibe. Se trata de la finca Ses Rotes Noves de Mont Blanc, propiedad del hotelero Bernardo Quetglas, quien durante décadas ha ido sumando piezas y piezas de primer nivel artístico que pueblan sus extensos terrenos. Muchas del propio Kcho, quien nos acompaña al rincón donde su arte sobresale por encima del resto. Allí explica parte de sus motivos principales y muestra algunas de sus creaciones, todas de tamaño natural para «jugar con la dualidad entre lo real y lo posible». Sin embargo, el sol pega fuerte, y nos movemos a un rincón algo apartado, rodeados de obras de artistas como Zúñiga, Picasso o Miró.

Ala sombra de los árboles, y ante la mirada de algunos grandes maestros, Kacho explica que su relación con Mallorca se remonta tiempo atrás: «Mi primera exposición fue en la Fundació Miró, cuando tenía 25 años». Ya entonces conoció a Quetglas, a quien le une una relación de amistad de varias décadas y que hace que la Isla sea «parada obligatoria» cada vez que el cubano visita Europa. De hecho, Leiva acaba de volver de Roma, donde ha participado en un encuentro de artistas con el Papa Francisco mantenido en la misma Capilla Sixtina. Sobre Quetlgas, Kcho reconoce que es «un privilegio tenerle como amigo y que esté tan pendiente de lo que uno crea».

mc0607231451.jpg
El artista Kcho posa frente a varias de sus esculturas en la finca de Bernardo Quetglas.

Sobre su reciente visita a Roma, de hecho, Kcho también reconoce que fue algo especial y que pensó estando allí en su profesora de Historia del Arte, una mujer que «nunca salió de Cuba, pero se sabía de memoria todos los museos del mundo y parecía que había sido curadora en El Prado o cardenal en el Vaticano». Sobre el estar en la misma Capilla Sixtina, reconoce que «sientes cosas extrañas porque es un lugar increíble donde se ve la pasión del hombre por la creación, por su fe y por el futuro» porque, de hecho, el trabajo de Miguel Ángel es «una obra de futuro, por desgracia, debido al camino tan inapropiado que han tomado la humanidad y el mundo».

Energía

A pesar de tantos años de contacto y visitas, esta es la primera vez que Kcho está creando propiamente en la Isla, algo que describe como «un sueño». Trabaja ahora en una exposición que tendrá lugar en noviembre en la Santa Sede y «la estoy preparando aquí porque quiero que tenga la energía del lugar». Para ello, aprovecha el tiempo para pasear, leer y, sobre todo, «dibujar», que es una «parte fundamental de mi proceso porque solo cuando dibujo comprendo lo que pienso».

Así pues, es un equilibrio entre la llegada de la inspiración y el «acto de fe» que es el arte para Kcho, que ve claramente que «no hay comportamiento humano de pura fe como el arte ni creo que pueda separarse la expresión de amor y creencia en el acto creativo».

La cuestión creativa, de hecho, es para Kcho un «asunto social» porque «solo nace cuando se enfrenta al ojo crítico del espectador», si no es puesto en común se queda como «un hijo tuyo que no se ha enfrentado a la realidad todavía». Ese miedo, por cierto, el de enfrentar sus piezas al público, no lo ha perdido: «Me ocurre cada día y el día que no lo sienta, como dice un amigo mío, debo dedicarme a otra cosa porque habré perdido la esencia».

mc0607231438.jpg
Kcho pintando en el estudio de la finca.

No obstante, el aspecto comunitario del arte no se limita a su entrega al público, ya sea a través de museos, exposiciones o en la vía pública (de hecho, en Mallorca hay varias obras de Kcho en la calle), sino que también se trata de una cuestión de saber reconvertir los frutos del arte en más arte: «Puede ayudar a cambiar el mundo y por eso convierto mis obras en más obras a través de construir bibliotecas o museos que he fundado en Cuba gracias al dinero que he ganado».

Y lo hace porque «si me compro una casa en la playa, pues solo tengo eso, pero si monto una biblioteca, lo que pasa en su interior escapa a mi control por la cantidad de ideas que pueden salir de ahí en otras personas y multiplicar así la búsqueda incesante de la belleza». Ese es, en última instancia, el objetivo principal del arte: «Generar más ideas, más poesía, más luces».