La actriz catalana Bruna Cusí, ayer en Can Balaguer. | M. À. Cañellas

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No ocurre todas las semanas que una actriz pueda ver su película estrenada en salas de cine. Ya ni hablemos de dos estrenos a la vez. Es lo que ha ocurrido con Upon Entry y El fantástico caso del Golem, dos cintas que cuentan con Bruna Cusí como protagonista. La catalana, ganadora de un Goya por Estiu 1993, de CarlaSimón, estuvo ayer en la última jornada de Estimar, el festival de cine ítalo-español, donde presentó Upon Entry, de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vázquez, y que Cusí describe como una cinta «con un guion impecable».

La cinta narra la experiencia de una pareja que se muda a Estados Unidos para empezar una nueva vida, pero al llegar se verán envueltos en un proceso de inspección extenuante. Cusí señaló ayer antes de proyectar el filme que la película es «un regalo interpretativo» y que navega a través de «muy buenos diálogos» que comparte con Alberto Ammán, de quien habla como «un actor muy generoso».

No obstante, como decimos, esta no es la única novedad reciente de Cusí, que ve también en salas El fantástico caso del Golem, de Burnin’Percebes, y «señal de que el año pasado tuve mucho trabajo». No oculta la catalana que tenía «el corazón algo dividido» por el hecho de que coincidan el mismo día los estrenos», pero se muestra «muy contenta de que lleguen al público» ya que «se complementan muy bien».

Este segundo trabajo, de más difícil resumen, une la creatividad de Burnin’Percebes, dúo formado por Juan González y Nando Martínez, con quienes Cusí ha trabajado varias veces y que son su «familia cinematográfica». Con ellos se siente «libre y espontánea interpretativamente», debido a la química que comparten y reconoce que trabajar con ellos es como tirarse a una piscina en la que sabes que siempre habrá agua, aunque «a veces arde también».

Sobre la situación del cine español, para Cusí «está en un momento excelente». Pone de ejemplo Creatura, de Elena Martín, que ha ganado en la Quincena de Realizadores de Cannes de este año, o los títulos del año pasado Cinco lobitos, de Alauda Ruíz de Azúa, o Alcarràs, de Carla Simón, con quien trabajó en Estiu 1993. «Fue un año riquísimo y estamos ante una nueva ola de talento infinito y me siento orgullosa de formar parte de ella».

Sobre Simón, de hecho, se deshace en elogios, aunque no es el único nombre que alaba: «Trabajar con Carla y con Agustí Villaronga fue un salto para mí». Sobre la primera recuerda que «me cambió la vida conocerla y rodar con ella, me enseñó el lenguaje cinematográfico a través de sus ojos y también a actuar ante cámara». A su vez, reconoce haber trabajado para «entender que Estiu fue un maravilloso y extraordinario milagro que ya forma parte de mi vida y no volverá a ocurrir».

Por último, sobre Villaronga, con quien trabajó en Incerta glòria, dice que «fue un mentor, la primera persona que me abrió las puertas del mundo del cine. Estoy orgullosa de haberlo tenido en mi vida». Además, el mallorquín, fallecido en enero, era «un maestro de la vida que me enseñó el oficio, pero también su forma de ver el mundo» y lo describe como alguien un «ángel de la guardia que me falta mucho».