Caixaforum ha sido uno de los espacios concurridos durante la Nit de l'Art 2016. | M. À. Cañellas

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Los participantes de Artevisión se colaron, hace 365 días, en una Nit de l’Art que no les dejó sacar sus trabajos a la calle en la Plaça Major; dos años atrás, los profesores, la denominada ‘marea verde’, hizo acto de presencia, a modo de protesta, invadiendo el Casal Solleric a favor de una educación digna y en catalán. Este sábado, en el que fue el 20 aniversario de esta cita que organiza la asociación Art Palma, la gran fiesta de la creación contemporánea, el arte se impuso de nuevo como absoluto protagonista. La afluencia de público a la veintena de propuestas de galerías y centros expositivos fue notoria, aunque en un ambiente más tranquilo y relajado gracias a un importante cambio: Cort no sacó la música ni la animación a la calle.

El arranque de la velada, sin embargo, fue más flojo que en años anteriores, sobre todo en el Casal Solleric, con la inauguración de El iniciado, de Serzo, en la Zona Base, y punto de partida de la comitiva política. Las autoridades realizaron su propio recorrido por otros espacios, como la galería Kewenig, en Sant Feliu, donde se pudo ver una impactante instalación de Marcelo Víquez, para continuar después por el Born, escenario escogido por el Col·legi Oficial d’Arquitectes de les Illes Balears para mostrar una gran estructura, Projecte Xarxa; por la galería Gabriel Vanrell, bañada por la explosión cromática de Willy Ramos, o por Pelaires. En esta misma vía, en la calle del glamour, Verí, Elnaz Javani desvelaba su propuesta, To cut a tongue that has not been tamed, en La Caja Blanca.

A medida que avanzaba la noche, la Nit de l’Art sumaba adeptos. La calle Sant Jaume fue una de las más concurridas y se iba abarrotando a cada minuto que pasaba. Allí, en la galería Xavier Fiol se apostó por Pep Llambias y su Rebost, y Albarium, de Manu Blázquez, fue la propuesta de Pep Llabrés Contemporani, en su segundo año de participación en la Nit de l’Art. El que se estrenó en un nuevo emplazamiento fue Fran Reus, en Passeig de Mallorca, 4, con doble exposición: Ana H. del Amo, con Aupa, y una muestra colectiva en el sótano del espacio. También llamaron la atención Susy Gómez y Girbent, de la mano de Horrach Moyà, aunque fue la performance de Joan Morey en L21 (calle Sant Martí), la que acaparó la mayoría de los flashes de los viandantes. ¿La razón? uno de los performers permaneció desnudo durante tres horas.

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Tráfico

Otro punto a favor del Ajuntament, y que ya probaron en 2015 con resultados positivos, fue la restricción del tráfico en esta zona de Ciutat, concretamente, en el Born, Jaume III y calle Unió. De esta forma, el público pudo trasladarse de un espacio a otro sin esperar al color verde del semáforo, o, a su cuenta y riesgo, cruzar con peligro a ser atropellado. Precisamente, no muy lejos de Unió, en la calle Montcades, los exposiciones de Gustavo y Lluís Maicas tuvieron buena recepción.

La Capella de La Misericòrdia, que exhibió el arte emergente balear con el proyecto Noves Presències, así como Dit de l’Art, a cargo de los miembros de la AAVIB, en el patio; una nueva revisión de la obra de Anglada-Camarasa, en Caixafòrum, o Es Baluard, con el trabajo de Ana Laura Aláez –quien también realizó una performance en el escaparate de El Corte Inglés de Jaume III–, fueron otras de las propuestas de una Nit de l’Art que dejó buen sabor de boca a los galeristas.