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«La única manera de ser honesto con el espectador es no pensar en él». Hace unos años, Girvent estaba obsesionado con la idea de «impactar al público». Ahora, ha eliminado «lo que no fuera esencial» de su obra para centrarse en «la idea». «Oasi», la exposición que esta noche se presenta en la galería Horrach Moya, es el resultado de esta evolución hacia el intimismo del artista de Sóller. La muestra resume «las sensaciones» que Girbent tuvo mientras visitaba el Louvre y el Centre Pompidou. «Parecía que estaba en otro lugar y en otra época». Sus cuadros representan el instante en el que el espectador contempla una obra determinada. «Busco reflejar la amplitud de espacios y la tranquilidad que se vive en los museos de las grandes ciudades, un oasis en medio de la locura que se vive en las urbes».

En las piezas, se deja entrever «el diálogo que el espectador establece con la obra de arte que observa», un diálogo que también se da en «Oasi» a través de los asistentes que acudan a ver la exposición. «Será una experiencia recíproca». Para que pueda ser completa, Girvent intentará que la galería Horrach Moya recoja los mismos elementos necesarios: «Amplitud, quietud, silencio, soledad, tranquilidad».

Los personajes que salen en las piezas son reales, extraídos de la acumulación de información que recoge a través de una cámara fotográfica. «Después, concreto la información a través de la pintura, que me permite realizar una síntesis plástica». Todo lo que sobra, lo quita hasta quedarse con la esencia. Para Girvent, «Oasi» es «una investigación sobre la realidad» que intenta desvelar «parte de su misterio». «Nunca podremos llegar a la verdad absoluta pero sí podemos encontrar propuestas parciales».