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El pintor Archie Gittes (Melrose, Massachusetts 1903 - Boston, 1991) se instaló en 1932 en Mallorca con su esposa, la compositora Cicely Foster. Residió en la Isla hasta 1948. Estos años de estancia entre nosotros coincidieron con los de mayor productividad creativa, provocando su obra un fuerte impacto en la sociedad de la Isla. Cultivó el paisaje, los desnudos femeninos, el retrato y las naturalezas muertas y su obra se ha de encuadrar entre el academicismo y las tendencias más avanzadas de la época. Ahora, nueve años después de su muerte, el Ajuntament nos invita a redescubrir a este pintor con una exposición antológica que se inaugura mañana, a las 20.00 horas, en el Casal Solleric. La muestra reúne en 120 obras lo mejor de la producción de este artista norteamericano que se convirtió en un gran enamorado de Mallorca.

La exposición «Archie Gittes. 1903-1991» fue presentada ayer por la teniente de alcalde de Cultura del Ajuntament de Palma, Carme Feliu; la crítica de arte Gudi Moragues, que ha comisariado la muestra; y Lluís Socias, director de Casal Solleric. Carme Feliu definió a Gittes como «un pintor sensible y armónico, que vivió y pintó entre nosotros y nos dejó su legado: una obra rica y viva, testimonio de nuestro pasado, reflejo de nuestro futuro».

Gudi Moragues, por su parte, declaró que «dentro del eclecticismo formal, Archie Gittes fue fiel a un realismo que mostró personalísimos matices poéticos. Fue un gran defensor del surrealismo en unos momentos en que cualquier manifestación de vanguardia suponía un menosprecio social». Para la comisaria, la pintura de Archie Gittes, «de tonos suaves y depurados, contrastó con el intenso y efectista cromatismo que predominaba en el panorama pictórico del momento en Mallorca».