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El arquitecto Rafael Moneo participó ayer en la Fundació La Caixa en un curso sobre la creatividad en el que impartió una conferencia acerca de «Els vímets de l'arquitecte», y en la que hizo una reflexión sobre las vicisitudes de este oficio o «arte» dentro de un contexto en el que el arquitecto trabaja sometido a inumerables presiones del entorno, según explicó.

Moneo dejó claro que el trabajo del arquitecto, sometido a «todo tipo de presiones», se mueve dentro de unos intereses ajenos a la propia obra y a la propia creatividad, que provienen de motivaciones diversas, lo que puede servir, apuntó, para acercarse a la misma con humildad. La arquitectura, para Moneo, que carece de la inmediatez del poema o el cuadro, sufre desde tiempos remotos el control económico y social sobre la obra y es una expresión mediata de la realidad porque el arquitecto ha de contar con los otros para levantarla. En este caso, «la creatividad aflora cuando el arquitecto sabe dónde está su morada». Éste, a diferencia de artistas que practican otras disciplinas, no debe tener un sentido posesivo sobre su creación, una labor con la que actúa sobre una realidad de la que la ciudad es la pieza clave.