Andy Kohlberg, presidente y máximo accionista del Mallorca, en una imagen captada en Son Moix. | M. À. Cañellas

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La final de la Copa del Rey que ha disputado el Mallorca ante el Athletic Club de Bilbao es un punto de inflexión en la etapa que la administración norteamericana inició en el club balear a finales de 2015 y que confirmó en el arranque de 2016. Han sido necesarios prácticamente ocho años y casi cien millones de euros para poder llegar a una cita tan emocionante como la de ayer.

Lo que empezó siendo una ampliación de capital de 21 millones ha terminado en una inversión que ronda el centenar, entre ampliaciones de capital, reducciones del mismo y aportaciones para cubrir el presupuesto final de las obras del nuevo Son Moix. Todo junto ha permitido tener un club fuerte, con un músculo económico difícil de igualar y marcado por la estabilidad institucional. No todos los clubes pueden presumir de esta salud a nivel de propiedad.

El grupo de accionistas del Real Mallorca con Robert Sarver a la cabeza, antes de que se produjera su salida del club en abril de 2022, y el presidente Andy Kohlberg, certidicaron una nueva ampliación de capital aportando en abril de 2023 la cifra de 14.984.880 millones de euros.

La operación se ha llevado a cabo mediante la emisión de 1,57 millones de acciones a 3 euros cada una con una prima de emisión de 6,37 euros por título. De esta forma se lleva a cabo una ampliación de 4,7 millones de valor nominal con una prima de emisión de diez millones. En total son casi quince millones más los que han depositado en las arcas del club los propietarios del Mallorca.

Esta ampliación obedece a la necesidad de inyectar más dinero con el fin de ejecutar la remodelación definitiva del estadio de Son Moix. De la misma forma también se siguen sufragando con capital de los accionistas las pérdidas arrastradas con motivo de la pandemia y que ascendían a dos millones de euros.

Con esta aportación se cubren los gastos y además se aumenta la capacidad económica para poder acometer las últimas fases de reforma del estadio de Son Moix. La aportación a través del fondo británico CVC que facilitó la Liga ha sido muy importante y cercana a los 27 millones. Este crédito ha sido insuficiente para poder reformar por completo el complejo deportivo, de ahí la necesidad de aportar más capital por parte de los propietarios. Además, es una cantidad a modo de préstamo que tiene que ir devolviéndose poco a poco.

Desde su desembarco en 2021 la cifra aportada ronda los cien millones de euros, una cantidad que muy pocas propiedades en la Liga pueden entregar a las arcas del club. Además, el grupo comandado ahora por Kohlberg, tuvo en su día que acometer el cierre del concurso de acreedores, que de no cumplirse habría supuesto graves consecuencias para la entidad. Como la hubiese podido tener también en su día si el grupo estadounidense no compra el Mallorca Utz Claassen.

Su llegada se produjo tras fallar la adquisición del Levante, que entre otros clubes, eran a los que Sarver había tocado a la puerta para intentar comprar. Finalmente los caminos le situaron en Son Moix y el Mallorca fue el club que adquirió. Tanto él como el ahora Kohlberg han manifestado que su proyecto es a largo plazo y lo más importante es que han logrado superar los vaivenes y las turbulencias, como el descenso a Segunda B, para seguir adelante, continuar invirtiendo y llegando al éxito de disputar una final de la Copa del Rey tras navegar por el barro de la Segunda División B.