Imagen de Joan Roig con las entradas de las finales que el Real Mallorca disputó en Madrid ante el Atlético y en Mestalla frente al FC Barcelona. | Miquel Alzamora

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Joan Roig es un coleccionista de finales. Es el abonado número 25 del Real Mallorca y siendo prácticamente un bebé su padre ya le llevaba al Sitjar para inculcarle el amor hacia los colores del club bermellón. Y lo hizo muy bien porque Joan ligó toda su vida al club. Ahora lleva a sus espaldas miles de partidos, tres finales de Copa y una de la Recopa. Ha estado presente en todas ellas y el 6 de abril vivirá su cuarta cita con el trofeo del KO. A Madrid, Valencia y Elche unirá otra muesca em su carnet: Sevilla 2024.

¿Qué recuerda de la primera final? Automáticamente, Joan nombra a quienes fueron sus compañeros de viaje en esa cita inolvidable de 1991. «Fui con mi hermano, Jaume Roig, también con Pedro Villalonga, Pedro Vidal, Javier Castillo y Ramon Suau. Fue nuestra primera final y los recuerdos son imborrables», asegura.

Ese año apenas hubo una semana de tiempo para preparar el viaje. «No había ni camisetas, ni tiempo para el merchandising, ni nada. Solo conservo la entrada y los recortes de prensa. Eso y el sinsabor de haber caído en la prórroga», recuerda Joan.

Esa final pilló a muchos por sorpresa. También a él. «Hasta ese año ese tipo de partidos los veíamos por televisión y siempre lo jugaban otros clubes. Ese año, en 1991, el Mallorca era el protagonista y pensaba que sería la última vez. Han venido tres más y cada final es un nuevo regalo para los aficionados», relataba el histórico seguidor del Mallorca.

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En Madrid fueron poco más de mil los seguidores que pudieron desplazarse. En Mestalla viajaron más. «A Valencia me desplacé en barco y todavía tengo en mi memoria el partido y la tanda de penaltis, como todos los mallorquinistas. Repetimos prácticamente los mismos que fuimos a Madrid y nos quedó es sensación de que nos robaron el partido y la Copa. Así de claro. Me quedo con la lucha del equipo sabiendo que todos los jugadores lo dieron todo para poder traer el trofeo. No pudo ser, pero fue un orgullo ver a ese equipo competir», manifestó Joan Roig.

«En el camarote de vuelta –relataba Joan– no podía dejar de pensar en el penalti de Stankovic. Creo que como muchos vimos la pelota dentro. Jovan se merecía ese gol, pero no pudo ser», relataba Roig. Todavía conserva uno de los grandes tesoros de los mallorquinistas, el famosos chubasquero de la final. «Sirvió de gran ayuda porque llovió. Fue muy emocionante ver toda la grada de rojo y ese chubasquero fue inolvidable», indicó.

La cola por los chubasqueros. Joan Roig fue uno de los miles de seguidores que retiraron la prenda
La cola por los chubasqueros. Joan Roig fue uno de los miles de seguidores que retiraron la prenda

La historia en Elche acabó diferente. «Fuimos también en barco y después en autobús. Ese día daba la sensación de que la Copa sería nuestra sí o sí. Creo que el equipo transmitía mucha seguridad y fiabilidad. Con Etoo como gran estrella y un equipo que tenía una calidad enorme. De ese año creo que hay que valorar los equipos que eliminó el Mallorca para llegar a esa final. Tuvo que superar al Madrid y al Deportivo, que en esos momentos era un equipo top de Europa. Fue un camino difícil y por fin nos pudimos quitar la espina que llevábamos clavada», manifestó Joan.

Ahora toca ir a Sevilla. También repetirá con alguno de sus amigos como Pedro Villalonga y al igual que las anteriores, confía en no venir de vacío, aunque el Athletic no lo pondrá fácil. «El Mallorca y los mallorquinistas nunca lo hemos tenido fácil. Viajar y poder estar en La Cartuja ya es una primera victoria porque está siendo difícil todo lo relacionado con el viaje. Una vez allí una final tiene algo de moneda al aire y hay que confiar en el equipo. Sobre todo hay que disfrutar el momento. No se juega una final de la Copa cada día», recordó Joan Roig.