Imagen del entrenador del Real Mallorca, Javier Aguirre.

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Desde el mismo momento en que el Real Mallorca escuchó el silbido final en Mendizorroza y los jugadores saludaron a la afición mallorquinista, el equipo, el club y el cuerpo técnico se pusieron en ‘modo’ Copa. De hecho, Javier Aguirre estaba ya en este estado mucho antes de que empezara a correr la pelota en Mendizorroza y así lo indicó el once titular que sacó. Y ese once respondió en la Liga y sacó ante uno de los peores equipos de Primera y que no propone absolutamente nada, pero aún así le ha valido para situarse por encima de los baleares en el campeonato doméstico.

Sin embargo, el Mallorca consiguió un resultado positivo, algo que no pudo hacer una Real Sociedad, que cayó en su terreno de juego ante el Villarreal. Los de Alguacil ganaron en Palma porque las circunstancias les fueron todas favorables. El pésimo arbitraje de González Fuertes y la expulsión de Raíllo dejaron tocado a un Mallorca que cayó en la recta final, pero el conjunto donostiarra no es ni de lejos el equipo que durante buena parte de la temporada sembraba el temor por donde jugaba. Ha bajado muchos enteros, ha dejado de ganar partidos con solvencia y se mueve con muchas dudas. El Mallorca sabe manejarse mucho mejor que la Real en este barrizal de la Liga porque está mucho más acostumbrad a trabajar para no descender que para ir a Europa.

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Con la moral reforzada tras el punto conseguido en Mendizorroza, Aguirre quiere poner a tono a sus futbolistas para afrontar este martes a las 21:30 horas un encuentro a cara o cruz y donde expondrá a su once de gala a excepción de Maffeo, lesionado y que por lo tanto no podrá ser de la partida. Pero el resto sí. Incluso los que jugaron ante el Alavés seguro que tendrán un papel importante en el encuentro frente a la Real de mañana porque seguramente será un partido largo. Es poco prudente avanzar qué puede suceder, pero lo que está claro es que el Mallorca tendrá que llevar a cabo un ejercicio de resistencia de los que se prevén épicos porque el partido así lo va a exigir. Épica y confianza. Y el once rojillo ha aprendido estas últimas semanas a hacer lo que en muchas ocasiones le han hecho a él, matarlo al final. Sacó puntos en el minuto 90 en Villarreal, lo hizo también ante el Alavés en el 88 y en Copa selló su pase en Tenerife tras anotar Larin en el 120. Más que nunca esta lección tiene que servir para un Mallorca que tiene mucho que ganar. También hay mucho que perder porque llegados a este punto, cuando un equipo aterriza vivo en la vuelta de las semifinales de Copa, es un palo enorme caer eliminado. Pero no es menos cierto que la presión es para el rival, para un Real que tiene la obligación de pasar y de ganar la Copa. En el Mallorca el gran objetivo es disfrutar, que el proyecto salga reforzado y tratar de hacer historia y engrandecer todavía más el historial del club bermellón.

Tanto Javier Aguirre como el propio club saben lo que es meterse en una final. El Mallorca, es cierto que con otros jugadores y en otras épocas lo ha hecho hasta en tres ocasiones. Este martes puede ser la cuarta. De las tres ganó una final, ante el Recreativo en Elche y perdió dos, frente al Atlético y el Barcelona. Aguirre también tiene experiencia en este tipo de partidos de una carga emocional enorme. En el año 2005 eliminó con Osasuna al Atlético de Madrid y en la final cayó frente al Betis por dos goles a uno. Ahora tiene una nueva oportunidad de redimirse o al menos de igualar esa buena marca que brilla en su historial. Porque no todo el mundo, ni jugadores ni entrenadores ni clubes ni afición puede decir que han estado en una semifinal de Copa.,

Si bien todavía restan muchas horas para el encuentro, lo cierto es que visto el equipo que jugó en Mendizorroza, las intenciones del entrenador pueden ser las de alinear un once con Greif en la portería. El ha sido el portero titular en la competición del KO demostrando una fiabilidad total. Gio, Valjent, Raíllo, Nastasic y Jaume Costa en defensa, con Antono Sánchez, Samú Costa y Dani Rodríguez en la sala de máquinas y Abdón junto a Larin en la parte más avanzada del terreno de juego. El entrenador quiere aprovechar los buenos momentos de futbolistas de la talla de Nasstasic, Antonio Sánchez, Samu, Dani y el propio Abdón, que en encuentros de este tipo se crece y se hace todavía más y más gigante.