Sergi Darder y Abdón Prats juntas las manos ante el escudo del Mallorca. | Miquel Àngel Cañellas

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Abdón Prats (Artà, 1992) llega primero. Él no ha ha sido citado a la sesión de vídeo el día pactado para la entrevista conjunta con Sergi Darder (Artà 1993). El centrocampista sí pasó por la clase de Toni Amor. Hace calor en Son Bibiloni. Se les ve felices. 24 años después el Mallorca les ha vuelto a juntar.

— ¿Les pasaba por la cabeza después de 24 años reencontrarse en Primera y en el Mallorca?
Abdón. Era imposible pensar que esto se podía dar. Hace muchos años que los dos separamos nuestros caminos, a ambos nos ha ido muy bien y reencontrarnos en un club como el Mallorca, asentado y consolidado en todos los aspectos y en Primera es algo mágico, es un sueño cumplido. Lo que queremos ahora es seguir ayudando a que el club crezca más.
Sergi. Sin duda es un sueño. Siempre tenía la pequeña esperanza de volver algún día, pero los últimos años lo veía un poco más lejos. He tenido mucha suerte que se pueda dar y estoy muy feliz de estar aquí en el Mallorca y de compartir equipo con Abdón.

— En ese equipo del Artà ya se intuía lo que podía llegar a venir. El gol en Granada fue conducción de Sergi y remate de Abdón, como hicieron en innumerables ocasiones en Ses Pesqueres tal y como recordaba su entrenador, Quique Darder ¿Quién marcaba más goles esos años?
Abdón. Creo que yo porque Sergi jugaba un poco más retrasado, por detrás del punta y yo era al que le tocaba rematar los balones que me servía. Teníamos menos de diez años. El primer día esta temporada, cuando viajábamos a Las Palmas en el primer partido y Sergi estaba a mi lado y se me ponía la piel de gallina. No me podía creer que jugásemos juntos otra vez.
Sergi. Marcaba más Abdón. A mí ya me cuesta recordar las cosas que hacía de pequeño, tengo imágenes de esos tiempos, pero ya muy lejanas, pero Abdón era el rematador.

— ¿Qué sintieron en el gol que se inventaron ambos en Granada?
Abdón. Fue muy especial, no puedo negarlo. Lo celebramos juntos y me tenía que pellizcar para creérmelo de verdad. Me preguntaba qué estaba pasando y si era o no real lo que vivía. Cuando sacaba el Granada de centro miraba a Sergi y después le veía presionando a uno y a otro. Fue muy emocionante.
Sergi. Fue un momento muy intenso y creo que ambos lo exteriorizamos en la celebración del gol. Nuestra amistad va más allá del terreno de juego.

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— La afición del Mallorca en la Isla está encantada con ustedes en el equipo y en Artà es motivo de orgullo máximo tener a dos de sus jugadores en el primer equipo. ¿Cómo lo viven?
Abdón. Cuando nos enfrentábamos siempre el mensaje era el mismo: Ojalá algún día podamos volver a jugar juntos y por suerte se ha dado. Nosotros vivimos el día a día como profesionales y tratamos de tener los pies en el suelo. Sabemos que en Artà están muy orgullosos de nosotros y eso es muy motivante. Ahora lo que hay que intentar es que esta pareja Sergi-Abdón se recuerde que la han liado en Primera División y que podemos competir y hacer grandes cosas en el Mallorca. Queremos ser importantes y una pareja letal de cara al futuro. Nos entendemos muy bien, tenemos una gran relación y en el campo con la mirada nos entendemos. Cuando jugamos juntos, o en los propios entrenamientos, es muy fácil jugar con Sergi con su calidad y visión.
Sergi. Cuando me detengo a pensarlo entiendo la magnitud con la que se vive que dos de los tuyo estén en Mallorca. Tener a uno es complicado, imagine dos. Es normal que Artà esté enganchado e ilusionado. Personalmente yo siempre he tenido en este sentido el espejo de Abdón, de lo que él representa para la Isla. Es un mallorquín que ha llegado a lo más alto, yo soy nuevo y voy detrás de él. Él tiene un nombre y yo tengo que hacérmelo y llegar a lo que él ha llegado.

— Ahora que todo ha pasado y Sergi ha fichado por el Mallorca. ¿Cómo vivieron la gestión de esos difíciles días de verano cuando las negociaciones no avanzaban como estaba previsto?
Abdón. Antes con 25 años no me hubiera metido, pero ahora, con el nivel de complicidad que tengo con el club y más con un amigo como Sergi implicado hice lo que pude. En mayo, cuando observaba que la situación en el Espanyol era la que era, veía que el Mallorca podía tener opciones de ficharle y hablé con Pablo (Ortells) para decirle que tratara de adelantarse a cualquier situación que pudiera darse. Que hiciera un esfuerzo económico porque Sergi pondría el resto. Sentimentalmente sabía que tenía mucha ilusión por venir y más en este momento actual por el que atraviesa la entidad. Hablando con él trataba de convencerle de alguna manera.
Sergi. Si hablas con un director deportivo o un entrenador siempre te darán sus razones, importantes sin duda, pero si hablas con un amigo como Abdón es más fácil hacerte una visión general. Abdón es un amigo y después de hablar con él durante el verano, sin duda influyó mucho en que yo me decantara por el Mallorca.

— El ‘status’ que tienen ustedes en el fútbol profesional y en el Mallorca ha sido fruto de un trabajo intenso y de idas y venidas. ¿El haber vivido tanto les permite ahora saborear mejor el presente y valorarlo más?
Abdón. He estado en alguna ocasión a punto de caerme en el mundo del fútbol y de quedarme en Segunda B o irme al extranjero, pero estoy feliz con mi trayectoria y también de haber vivido tantas experiencias. La constancia y lo ‘caparrut’ que soy ha sido clave para seguir adelante. Gracias a eso puedo defender al club de mi vida en Primera División.
Sergi. Tanto Abdón como yo, pero hablo por mí, valoramos más lo que significa estar aquí ahora. Y eso es gracias a que en su momento salimos de la Isla. Si Abdón no se va, seguramente no sería lo que es ahora en el Mallorca. Si yo no hubiera salido con 13 años o hubiera vuelto con 21 no habría completado mi carrera como he hecho. Salir fuera en ocasiones te abre los ojos y ahora estoy en el Mallorca y lo valoro y me repito a mí mismo que tengo que estar aquí todo lo que pueda y más. De no irme no sabría valorar lo mucho que representa estar aquí.

— Futbolísticamente, ¿cómo se ven uno al otro?
Abdón. Para mí Sergi tiene una personalidad enorme. No se pone nervioso en ninguna situación y tira del carro. Tiene un descaro brutal y en cuanto a calidad y saber mover al equipo ya le conocemos. Hace fácil lo difícil y eso hay pocos jugadores que lo puedan hacer.
Sergi. En mi opinión Abdón tiene muchas virtudes, pero destacaría para mí la más difícil y es que sabe dónde situarse en cada momento. El gol se paga y él lo tiene y es una condición muy difícil. Luego hay delanteros que solo tienen gol, pero él tiene virtudes para jugar de media punta, de interior, de banda, de delantero.... Entiende muy bien el fútbol más allá de marcar goles. Me quedo con su gol que es lo que yo no tengo y me gustaría tener para ser más completo.

— ¿En qué momento de sus vidas el fútbol dejó de ser una diversión para pasar a otro escenario? Me refiero a ese cambio donde las risas pasan a un segundo plano y aparece la presión por un descenso, por un contrato, por una renovación…
Abdón. He hablado muchas veces con Sergi de este tema. He sido un futbolista muy inconsciente durante una parte de mi carrera y he hecho lo que sentía y lo que quería y no pensaba mucho en la presión. Pero es verdad que cuando regresé de nuevo al Mallorca percibí esa presión y esa responsabilidad porque el objetivo era volver a situar al equipo en el fútbol profesional y en dos años volvimos a Primera. Estaba más acojonado de lo normal, pero incluso así era algo inconsciente. Pero ahí el fútbol dejaba de ser tan divertido porque había mucho en juego. Quieres seguir disfrutando y mejorando tus números, pero te sientes más responsable.
Sergi. Yo tuve la dificultad de irme muy joven, con trece años. Era una presión diferente a la del fútbol profesional y la presión real fue cuando salí por primera vez del Espanyol, cuando me echan de allí notaba que estaba preparado para dar un paso más, aunque estaba equivocado y después en Francia, en el Lyon. Allí las expectativas eran muy altas y nada era suficiente. Ya no era un niño y esperaban mucho de mí. Allí se multiplicó la presión por mil.

— ¿Creen que es consciente la sociedad de que un futbolista también sufre cuando las cosas no van bien?
Abdón. Siempre hay momentos duros donde tienes que dar un paso al frente y mostrar tu carácter. Lo hice por ejemplo en el Racing el año que jugué allí. Y luego hay algo terrorífico que es luchar por no descender. Se hace muy difícil y para sacar una situación así la cabeza y la personalidad del jugador es muy importante para intentar superar esos malos momentos.
Sergi. Antes que futbolistas somos personas y hace cuatro años lo pasé muy mal en lo deportivo y a nivel personal me afectaró. El hecho de luchar por no descender me transformó y me encerré en mí mismo y eso son cosas que en muchas ocasiones no se ven. Son situaciones muy complicadas. Yo todos los problemas del fútbol me los llevaba a casa. Tuve dos descensos, del primero me siento bastante culpable por no haber dado todo lo que se esperaba de mí y el caso del año pasado era diferente porque di toda mi vida y más para llegar a un final que no se pudo dar. En este caso tengo la conciencia tranquila. Di el máximo, pero eso fue clave para que me marchara. Lo del año pasado fue un desgaste brutal y necesitaba un cambio de aires.

— Aquí en el Mallorca tienen un margen de error. Da la sensción de que la grada por lo mucho que les aprecia está dispuesta a ser condescendiente con ustedes si las cosas no salen.
Abdón. He dado mucho al Mallorca y el Mallorca a mí. La afición me ha dado mucho amor y yo a ellos también. En ciertos momentos creo que futbolísticamente he merecido más de lo que me han dado a nivel de oportunidades en el campo y los aficionados también lo ven y ellos también creen que yo puedo aportar de forma más continua. Llevo bastantes años haciendo un buen trabajo y no tengo la recompensa esperada, pero mi conciencia está tranquila y estoy preparado para rendir sean cinco o setenta y cinco minutos. Me satisface mucho tener a la gente de mi lado y estoy aquí en gran parte por ellos. Me han dado mucho amor, también el presidente Kohlberg y Pablo Ortells.
Sergi. El momento más intenso que recuerdo de este último mes fue cuando en el primer tiempo ante el Villarreal me sacan a calentar y lo hice con unas ganas diferentes. Con 20 años hubiera estado asustado, pero a estas alturas es muy diferente porque con la experiencia controlas mejor las emociones. Noto mucho el cariño de la afición.

— Dos puntos de doce, ¿es para estar preocupado?
Abdón. No. El equipo tiene una base muy buena y los jugadores nuevos que han venido tienen experiencia a sus espaldas y nos ha faltado la suerte en según qué momentos. Cerraremos la puerta y las oportunidaes se transformarán.
Sergi. El fútbol son rachas y creo que el Mallorca, la temporada pasada, en partidos no tan notables como los de ahora, ganaban uno a cero cerrando la portería y ahora creo que merecemos más puntos de los que tenemos. Estoy tranquilo, las cosas saldrán bien, el grupo está unido, hay ganas y todos vamos a una. Eso te da tranquilidad. Ante el Athletic cerramos la portería contra un equipo que venía de marcar cuatro goles al Betis. Eso puede ser un punto de partida importante.

— Una para cada uno. ¿Llegará algún día en que veremos a Sergi Darder en la redacción?
Sergi. Creo que he tenido otros momentos donde sí podía estar preparado. Ahora con un cambio de club y de adaptación tengo que demostrar aquí en el Mallorca el jugador que soy.

— Y la última para Abdón. Una de las imágenes icónicas de la época moderna es su fichaje por el Mallorca firmando el contrato con Javi Recio. ¿Puede explicar el ‘making off’ de ese momento?
Abdón. Fue en la Colonia de Sant Pere, en la cantina del Club Náutico. Allí navego en verano y durante esos días previos Vicente Moreno me llamaba por teléfono continuamente para convencerme para que fichara por el Mallorca y yo le decía que tenía que pensármelo porque contaba con ofertas de Segunda y tenía dudas, como es lógico. Al final me convencieron. Ese día estaba con la barca y me fui a un chiringuito de Can Picafort y me llamó Javi Recio diciendo si podía ir ahora mismo para firmar el contrato, «no te me escapes Abdón», me decía. Le dije que firmaría el día siguiente, que le había dado mi palabra. Esa noche dormí en una furgoneta Westfalia y por la mañana fui al Náutico, me duché, y vino Recio y firmé en bañador y chanclas y eso fue la historia, la recuerdo con una sonrisa. Ahora cuando lo pienso me digo, joder, mi retorno anunciarlo de esa manera, pero representa lo que soy y la naturalidad con la que hago las cosas.