Kang In Lee, Galarreta y Valjent, sobre el césped de Balaídos durante el último partido del Mallorca. | Carlos Gil-Roig

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El Mallorca ya le ha dado la vuelta al reloj de arena. Liberado de cargas tras el golpe de autoridad que propinó a principios de semana en Balaídos, la plantilla de Javier Aguirre afronta a partir de este domingo una maratón de partidos en la que aspira a guardar en la caja fuerte los papeles de su próxima inscripción en Primera. Getafe, Atlético de Madrid, Athletic y Girona definirán, en solo doce días, el futuro de un grupo que divisa la línea de meta.

Con el campeonato lanzado y numerosos enfrentamientos directos por resolver, el Mallorca se sumerge en las aguas más bravas del calendario con un traje muy diferente al que vestía hace justo un año. Ahora, además de una diferencia de tres encuentros con las brasas, tiene a su espalda a casi la mitad de la Liga. Un ecosistema particularmente amable que puede redondear en esas cuatro jornadas encadenadas que se avecinan. Un sector en el que el estadio de Son Moix volverá a ser un enclave estratégico.

El Mallorca, que entre enero y febrero convirtió en su estadio en una fortaleza en la que aceleró gran parte del trabajo, lleva ahora tres partidos seguidos —Elche, Real Sociedad y Osasuna— sin cerrar sus puerta del todo. Una pequeña desviación que puede corregir en ocho días frente a Getafe y Athletic. Seis puntos que le pondrían a salvo frente a cualquier gran hundimiento y posibles combinaciones diabólicas.

El reto de los cuatro partidos en doce días empieza para el Mallorca este domingo contra el conjunto madrileño, que no se siente nada incómodo sobre la hierba de Son Moix. Al menos no lo ha hecho durante una última década que ha sido especialmente productiva para sus intereses. El Getafe no ha vuelto a casa de vacío desde la temporada 2010-11, cuando le dejaron sin aire dos goles de Nunes y Aki Ienaga (2-0). A partir de ahí, tres victorias de los madrileños y dos empates, de los que uno de ellos fue en Segunda División.

Ahora, en cambio, la situación es muy diferente. El Getafe, que tiene seis puntos menos que el Mallorca, está metido de lleno en el lío y aunque viene de atrapar un empate de mucho valor frente al Barça, encadena tres partidos sin ganar y fuera del Coliseum su trayectoria es preocupante. Lleva ocho desplazamientos sin ganar en los que solo ha rescatado tres puntos.

Tras pasar cuentas ante el Getafe el Mallorca se enfrentará al equipo que mejor se le ha dado estas dos últimas temporadas: el Atlético de Madrid. Volverá al Metropolitano el conjunto de Aguirre aunque esta vez, a diferencia de lo que ha ocurrido en los enfrentamientos más próximos, se va a encontrar a un rival con el camino despejado que presume de ser el que está más en forma de la Liga y que va a pelear por agarrarse a la segunda posición.

La segunda parte de la tanda de encuentros a los que se asoma el Mallorca se concentrará entre el lunes día 1 de mayo y el jueves de esa misma semana. Primero volverá a abrir las compuertas de Son Moix para recibir al Athletic y sin apenas descanso viajará a Girona para moldear en Montilivi un cruce que, en el caso de producirse, ahora se ubicaría en la zona media de la clasificación.

A partir de ahí, solo quedarán otras cinco fechas por tachar y, en función de lo que haya ocurrido en los próximos días, podrían tener una importancia muy diferente. De ese paquete restante, el Mallorca actuará tres veces como local y dos como forastero. Y si el asunto de la permanencia se complica y aún sigue enquistado, vendrán otros tres duelos trascendentales en cadena: Cádiz (casa), Almería (fuera) y Valencia (casa). El Mallorca empieza este domingo una maratón y la medalla espera tras la meta.