Una imagen del encuentro ante el Leganés, junto a la afición mallorquinista. | Carlos Gil-Roig

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Diez partidos ha disputado el Real Mallorca en Primera División esta temporada y de ellos cuatro han sido lejos de Palma y en ninguno de estos encuentros jugados a domicilio el conjunto balear ha sido capaz de sumar un solo punto. Esta estadística le sitúa como el peor visitante de la categoría con unos números que deben hacer meditar al club sobre qué hacer en el mercado de invierno. Perdió en Valencia (2-0); en Getafe (4-2), en Vitoria ante el Alavés (2-0) y ayer en el campo del colista, el Leganés, (1-0). En una semana el Mallorca ha pasado de humillar al líder, el Real Madrid, a caer contra el colista. Un contraste brutal.

EL JUEGO Y LOS PUNTOS
Sin recompensa

Los técnicos, con Vicente Moreno a la cabeza, se consuelan con esa sensación de que el equipo se ha hecho merecedor de más puntos lejos de Palma por el juego desplegado, por ejemplo, en la primera parte en Mestalla o en la Segunda en Getafe. También está el recurso de pensar en los postes y en lo diferente que sería todo si el balón hubiera escupido a la madera y entrado dentro. Pero no hay consuelo posible cuando se mira el casillero de puntos y se topa uno de frente con la realidad. Cero de doce. Se ha pasado en una semana de la euforia de ganar al Madrid a las dudas generadas en Butarque.

SIN REACCIÓN
Errores en las áreas

El Mallorca no gana porque no tiene seguridad fuera de casa, no tiene gol, genera poco y con poco además le causan peligro y le marcan goles. En Valencia fueron dos porque el Mallorca permitió al equipo rival seguir vivo en el encuentro; en Getafe la reacción se quedó a medias y en Vitoria y Leganés no fue capaz de acercarse al marcador ajustado y engancharse a los partidos. Por uno u otro motivo este equipo experimenta un cambio de registro cuando le toca jugar lejos del campo de Camí dels Reis.

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BANQUILLO
Los reservas apenas suman

En Butarque Vicente Moreno apostó por el mismo once que ganó al Madrid, posiblemente el mejor equipo del que dispone en estos momentos y el tiempo le da la razón porque cada vez que echa mano del banquillo, los reservas se quedan a medias. Ayer Kubo, Alegría y Trajkvoski terminaron siendo las puntas de lanza del equipo balear, pero ninguno fue decisivo. No lo fueron en su momento ni Lago, ni Febas, ni Dani Rodríguez ni tampoco Budimir y el fondo de armario no suma como para tener en la retaguardia la posibilidad de agitar los partidos que se ponen en contra. Cada choque es una historia diferente y el de ayer de Leganés destapó las carencias del Mallorca en ataque donde va muy justo esta temporada. En casa los arreones constantes deciden partidos, pero no así fuera.

PARTIDOS INCÓMODOS
Un descalabro histórico

Sin embargo, perder contra el colista de la categoría no es una situación novedosa en la historia del Mallorca. Sin ir más lejos, ayer Pedro Martín, documentalista de la Cadena Cope, exponía la frialdad de los números del equipo balear cuando juega contra los farolillos rojos. «El Mallorca ha jugado 28 partidos de Primera ante colistas en las ligas del Siglo XXI con el lamentable saldo de 4 victorias, 7 empates y 17 derrotas». Por lo tanto, no es el de ayer algo que deba preocupar en exceso si se valoran los números del conjunto balear cuando toca medirse a los últimos clasificados de la categoría.

Sin embargo, lo cierto es que esta temporada ha dado demasiadas alegrías a equipos como Alavés y recientemente Leganés, conjuntos que luchan como el equipo balear por mantener la categoría. Es cierto que ganar al Real Madrid supuso un ‘chute’ de confianza descomunal, pero esa inercia no ha logrado mantenerse ni una jornada después de caer como se cayó ayer frente al Leganés en Butarque. Ahora tocará levantarse el jueves en otro partido comprometido en Palma ante Osasuna y esperar a que en el próximo desplazamiento en Valladolid, los baleares tengan la posibilidad de romper la estadística fuera de Palma. Porque la permanencia exigirá algún que otro punto fuera del campo de Son Moix.