Luis Suárez, delantero del Nàstic, cae ante Marc Pedraza y Xisco Campos durante el partido del pasado sábado en el Nou Estadi de Tarragona. | Carlos Gil

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Cuatro partidos por jugar y un playoff al que echarle el lazo. El fin de semana ha modificado las vistas que tenía el Real Mallorca de la Liga 123 y ha situado al equipo de Vicente Moreno a muchos kilómetros del ascenso directo, aunque lo sigue teniendo todo de su lado en la puja por acabar entre las seis primeras posiciones.

El Mallorca abrocha el peor fin de semana del último mes sin apenas posibilidades de batallar por subir directamente, pero a su vez sin sufrir graves desperfectos en lo que se refiere únicamente a la carrera por el playoff. La inesperada derrota en Tarragona, unida a los triunfos del Granada sobre el Tenerife (2-1) y del Albacete en el campo del Rayo Majadahonda (2-3), ha reducido a andaluces y manchegos la lucha por acompañar a Osasuna —el conjunto navarro debería oficializar su ingreso en Primera el próximo fin de semana— en el trampolín de vuelta a la máxima categoría. Entre otras cosas, porque el Mallorca se queda clavado a siete puntos de distancia del conjunto nazarí cuando solo quedan doce por disputarse. Una brecha demasiado notable pese a que el Granada aún debe desfilar por la pasarela de Son Moix o a que los de Diego Martínez visitan al Albacete el lunes que viene.

Durante el próximo mes el Mallorca debe centrar todas sus fuerzas en obtener el mejor asiento posible entre ese póquer de aspirantes que quedará totalmente definido el 9 de junio, la fecha en la que descenderá el telón tras 42 episodios. El primer obstáculo a regatear tras el fiasco del Nou Estadi es el Almería, un conjunto que parecía que llegaría a Palma sin objetivos a la vista, pero que todavía conserva una pequeña opción de llegar a la zona roja. Concretamente, el grupo rojiblanco se encuentra a seis puntos del Deportivo, aunque si el Málaga supera este lunes al Oviedo la entrada al sexto puesto tendrá un precio aún mayor y quedará fijada en 62 puntos.

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A partir de ahí, el camino se seguirá retorciendo. Especialmente durante las dos semanas siguientes, que exigirán un esfuerzo extraordinario y marcarán la capacidad del Mallorca para competir cara a cara contra los mejores. Serán dos partidos que en cualquier caso servirán de ensayo a lo que podría venir después en un hipotético combate a dos encuentros en el que uno se quedaría en la cuneta.

El primero de esos dos compromisos de alto voltaje se escenificará sobre la hierba de Riazor el lunes 27 de mayo. El Deportivo ha acelerado y solo un gol de David Querol le impidió ayer que tejiera su tercera victoria consecutiva. Ha vuelto a meter los pies tras la valla de la promoción a la espera de lo que haga este lunes el Málaga y recibirá al Mallorca en su centro de operaciones tras pasar por el Anxo Carro, donde el domingo le espera un derbi caliente en el que el Lugo también pondrá a prueba su capacidad de supervivencia. Si se deja algún punto en esa refriega llegará malherido y en busca de su penúltima bala, mientras que si se impone a su vecino llenará hasta los topes el depósito. Sea como sea, vaciará el cargador en ese partido en el que el Mallorca deberá recuperar su mejor versión como visitante tal y como ya hizo en Las Palmas o Málaga.

El gran partido que le falta por abrazar a Son Moix se jugará el primer fin de semana de junio. Desembarcará en Palma el Granada, que con una serie de resultados favorables podría celebrar incluso el ascenso. El Mallorca, que no podrá hacerle una sola concesión, está obligado a utilizar el martillo que lleva en la mano como local para asegurarse el control de la última jornada en Almendralejo.