Gabriel Cerdà y Gregorio Manzano dialogan, mientras Serra Ferrer se muestra pensativo, ayer, durante la fiesta de la Penya Arrabal. | M. À. Cañellas

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Llorenç Serra Ferrer salió de la madriguera para flagelarse. Con el rostro serio y la mirada perdida, el máximo accionista de la SAD balear aprovechó la fiesta de la Penya Arrabal para lanzar un discurso autocrítico y reconocer que los aficionados se merecen «más de los que gestionamos y jugamos».

Mientras el pobler practicaba este ejercicio de sinceridad, un hecho insólito en lo que llevamos de temporada, Gabriel Cerdà Alemany se limitaba a compadrear con Gregorio Manzano. Antes hacía lo mismo con Caparrós. Al apoderado se le vio siempre sonriente, dialogando constantemente con el entrenador e incluso se permitió el lujo de llegar al Restaurante Pequeño Mundo , donde se celebró el acto, con una mano en el hombro del técnico andaluz...

La cena de la Penya Arrabal, con Toni Tacha como maestro de ceremonias, sirvió para inyectar moral al vestuario, que divisa la recta final del campeonato desde la última posición de la Liga, sin rumbo y a cinco puntos (cuatro más el golaverage) de la salvación.

Serra Ferrer no habló para los medios de comunicación, pero sí que ofreció un discurso breve aunque rotundo: «La afición se merece que todos hagamos algo más, que demos más de nosotros mismos en todos los sentidos», apuntó el pobler , quien no arroja la toalla a pesar de la dramática situación: «Estoy convencido de que en estos momentos difíciles, los jugadores van a exprimirse mientras haya un segundo de competicón».

Finalmente, agradeció la fiesta de la Peña Arrabal porque «este ambiente es lo mejor para levantar la autoestima y la confianza. La gente de esta peña me enseñó a querer al Mallorca en la dificultad y en los momentos de gloria».

«Este ambiente es lo mejor para levantar la autoestima; la gente de la Penya Arrabal me enseñó a querer al Mallorca»

Serra Ferrer, sobre la fiesta celebrada anoche