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Gregorio Manzano ya ha empezado a trazar los planos de su inminente reforma defensiva. Sacudido por todas esas llagas que están vaciando al equipo y quitándole oxígeno, el entrenador tiene en mente una serie de movimientos orientados a sellar cuanto antes las compuertas del equipo. El de Bailén, que heredó una extensa plantilla por parte del anterior cuerpo técnico, espera aprovechar su fondo de armario para refrescar el semblante del grupo y revestir una parcela en la que se encuentra la llave de la permanencia. Básica para alzar el vuelo. Imprescindible para mantener el aliento y las constantes vitales.

El Mallorca lleva tiempo arrastrando problemas serios de cintura para abajo. Sus extremidades inferiores, que la temporada pasada le condujeron hasta las puertas de Europa después de empezar el viaje sorteando socavones, se fracturaron con el cambio de ejercicio y el plantel solo aguantó en pie durante el prólogo del campeonato. Desde entonces, ha caminado cuesta abajo, casi nunca ha recuperado terreno y es uno de los conjuntos más frágiles y vulnerables de la Liga.

La hemorragia defensiva es una de las principales razones de que el equipo se mueva bajo el umbral de la pobreza y de que el salvavidas más próximo se encuentre a más de un partido de distancia. También acabó siendo clave en el relevo que se ha producido en el banquillo, ya que el propio Caparrós se acabó mostrando incapaz de conservar uno de los puntos básicos de su decálogo.

En esa misma línea, Manzano es consciente de que necesita un cambio. Un golpe de efecto que ejerza de estímulo. Un empujón, tanto futbolístico como anímico. En la primera representación tras vuelta a Son Moix el Mallorca volvió a evidenciar que padece una serie de carencias graves y además de sus dificultades para herir al rival se mostró más accesible que nunca, especialmente a balón parado. De hecho, Osasuna obtuvo un rendimiento espectacular que de no haber sido por el postrero coletazo de Geromel habría dejado al conjunto isleño con un pie en el pozo.

Uno de los primeros resultados del efecto Manzano a nivel defensivo podría ser la reaparición de Andreu Fontàs, estancado en un segundo plano con el anterior técnico. El jugador de Banyoles llegó con el curso empezado para suplir al lesionado Joao Victor, pero los deseos de Caparrós de instalarlo en el centro del campo nunca cuajaron. La ilusión de su fichaje se fue apagando y el futbolista ha acabado desapareciendo.

Sin embargo, Fontàs ofrece ahora una nueva salida como central, una posición en la que se había desenvuelto con solvencia en el Barcelona. Ayer Manzano ya le probó en ese puesto junto a Geromel y en función de cómo avance la semana podría ir consolidando esa apuesta. Las dudas que ofrece últimamente Nunes y la escasa confianza que ha generado Anderson Conceiçao harían el resto. Más que nada, porque las otras posibilidades para acabar con las fugas son confusas. Por un lado Bigas ha estado arrastrando problemas físicos. Y por el otro, Ximo (jugó de central en el Córdoba a un buen nivel) parece seguir por detrás de muchos de sus compañeros

Reacción

Sea como sea, la medicina en la que piensa Manzano debe ser administrada con rapidez para que los males que están consumiendo al Mallorca no se sigan extendiendo. Porque, de momento, solo otros dos equipos superan los 43 goles en contra que ha recibido el cuadro de Son Moix en 23 jornadas de campeonato. Uno es el Athletic (46), que al menos sabe amortiguar su déficit con otro tipo de recursos y está un par de metros por encima del fuego. Y el otro es el Deportivo (51), que acaba de cambiar otra vez de entrenador para evitar una caída al abismo que parece cantada.

El agujero de la defensa mallorquinista es tan evidente que puede alcanzar en Mestalla unas dimensiones notables y preocupantes. Muy preocupantes. Fundamentalmente, porque si el equipo vuelve a recibir algún tanto durante su incursión en terreno che habrá completado una vuelta entera con las puertas abiertas, ya que la última vez que se fue de un estadio con el rostro intacto en la Liga fue precisamente ante el equipo que hoy dirige Valverde, el pasado 23 de septiembre.