Sete Benavides es recibido por los familiares y amigos que acudieron anoche a Son Sant Joan.

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A poco más de un mes para que los Juegos Olímpicos de Londres echen a andar, una de las grandes esperanzas de la nutrida representación isleña no puede mostrar mejores sensaciones. El palista del Real Club Náutico del Port de Pollença, Sete Benavides, regresó a la Isla con una nueva medalla al cuello y una carta de presentación casi inmejorable de cara a su estreno en la gran cita olímpica. Sete fue recibido por amigos y familiares en Son Sant Joan, donde tras un largo viaje desde Zagreb, pudieron felicitarle por el subcampeonato continental obtenido en C-1 200 metros y animarle con su presencia en vistas a obtener una nueva presea olímpica con la que confirmar su excepcional progresión.

El pupilo de Kiko Martín, que hoy se presenta con el resto del equipo nacional en la sede del Comité Olímpico Español, sólo fue superado en la gran final por el azerbayano Valentin Demyanenko, vigente campeón europeo y mundial, que ganó por apenas dos décimas a Sete, quien así revalidaba la plata obtenida en 2011 y certificaba su candidatura a la gloria olímpica en Londres.

El canoísta balear se lamentó de que no había realizado la regata planificada y que le costó mucho dar las últimas paladas y llegar a meta. «No salió la regata como queríamos, pero un segundo no está nada mal. De aquí a Londres queda margen para mejorar y lo vamos a intentar», aseguraba Sete, quien recordaba que «sólo nos ganó el campeón del mundo. Estamos cerca y sabemos que podemos ganarle. Esperemos que en Londres cambie la cosa, pero a mejor». Sete era optimista porque «en el Europeo hemos aprendido que tenemos que ir centrados en nosotros mismos», recordando que «venía a ganar, no a pasar el rato».