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Lluís Orfila |MAÓ
Nada mejor para atajar la crisis que ofrecer una exhibición sin parangón. El ViveMenorca mostró su rostro más solvente cuando la situación más lo exigía, y lo que en principio se antojaba un duelo marcado por el morbo y el drama, con la cabeza de Casas pendiendo de un hilo y con Curro Segura asomando por el otro balcón dispuesto a dar la estocada al manresano, concluyó por ser uno de los mayores atracones de basket que jamás ha cobijado la Isla.

Stojic exigía un baloncesto brutal en los prologómenos, y a fe que lo tuvo. El Menorca pulverizó récords (de valoración, 130, asistencias, 26, y de renta a favor, +27) e igualó además su mejor registro anotador con unos porcentajes altísimos (102 puntos, ¡¡¡38 de ellos en el último cuarto!!!), ofreció un juego de alta escuela por momentos, bailando a un pobrísimo CAI, que nada pudo hacer ante la avalancha de juego mostrada por su rival. Bazdaric, Eley, Otegui,... ellos parecieron ser quienes tenían alguna cuenta pendiente. Despreciados los tres en su día, por Curro Segura le dedicaron no pocas acciones al granadino.

Casas superó el match-ball, pero también dio una lección de entereza y saber estar, dentro y fuera de la pista "de baloncesto lleva lustros impartiendo magisterio, sólo que ayer sus hombres respondieron sobre el parquet". El resto, cosa del grupo. Defensa de libro, efectividad máxima ante el aro rival (cerró el partido el Menorca con un 74% en tiros de dos), magnífica fluidez en ataque, roles definidos, cinco hombres moviéndose por encima de los 10 puntos,... bajo estos parámetros, resulta sencillo advertir el porqué de la contundente victoria, que empezó a gestarse desde el salto inicial.

Los menorquines, fieles al guión establecido en las jornadas previas, dominaron el primer cuarto con claridad (25-18), aunque en esta ocasión, lejos de amedrentarse, prolongaron su estado de gracia hasta el infinito. Alcanzaron el intermedio con la situación plenamente encauzada (46-33, pletóricos todos, pero con Otegui y Bazdaric especialmente inspirados), y rubricó su excelsa actuación tras el descanso.

La defensa de lujo realizada por Stojic sobre Quinteros influyó para desarmar a un CAI que únicamente encontró en los inconexos aciertos de Starosta un puntal en ataque, escaso bagaje para inquietar al Menorca, que abrazó los veinte de ventaja al poco de abrirse el último parcial (66-47, a nueve para el cierre), recreándose en su propio juego en los instantes finales. Baloncesto brutal. Simplemente.