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Fernando Fernández Philippe Gilbert se encargó de romper una de las grandes tradiciones de la Challenge. La etapa inicial, el habitual circuito urbano del Passeig Marítim de Ciutat (100 kilómetros) vio en 2008 cómo una de sus tradiciones por excelencia y la llegada en masa se frustró merced al valiente ataque lanzado por el belga de la Française des Jeux, que a poco más de un kilómetro para el final, echó el resto, cargó todo su desarrollo, y se vació rumbó a la pancarta de meta, que atravesó en solitario y pese a las ofensivas de los equipos implicados en el sprint (Rabobank, Caisse d'Epargne).

La jornada comenzaba con un emotivo homenaje del Club Ciclista Blahi y de los pioneros de la Challenge a Joan Llaneras, en la que es su última participación en la ronda mallorquina. Sin Contador ni un Joan Horrach que debido a una infección es seria duda para lo que resta de carrera. Pasaban pocos minutos de las once y media de la mañana, y 165 corredores formaban el pelotón que estrenaba la temporada de ruta 2008 en España.

La Challenge distingue entre los corredores y las escuadras que buscan protagonismo en los primeros compases del curso, y los que buscan sumar kilómetros y seguir cazando la forma óptima en vistas a la primavera. Todos se dejaron ver. Desde un Caisse d'Epargne activo, con Rojas, Valverde y Pereiro haciéndose notar, hasta un Astana con Colom bien posicionado o Gerolsteiner y Rabobank al acecho y atentos a cualquier ataque en el seno del gran grupo. Los primeros llegaron de la mano de modestos como Jesús Cobelo (Karpin-Galicia) o Albert Timmer (Skil-Shimano). Caisse d'Epargne asumió el mando de la situación y llegaron ofensivas en grupo, pero que fueron enseguida neutralizadas por los equipos implicados en la llegada masiva.

Pasaban las vueltas y los kilómetros. Y llegaban los nervios, las primeras caídas (Diego Gallego) y los avisos de mayor entidad. Tristan Valentin demarraba, ganaba rentas de hasta quince segundos, y tensaba la cuerda. Más en concreto la cadena de Française des Jeux, Rabobank o Caisse d'Epargne. El Astana se unía a la fiesta y llegaba así un giro final en el que se pisaba el acelerador para buscar realizar la criba final. Pereiro lanzó incluso a Valverde, pero Rojas era la carta ganadora de Unzúe y Jaimerena. Timotky Gudsell (FDJ) y Francisco José Martínez (Andalucía-Cajasur) besaban el asfalto, pero entre tanta vigilancia, Philippe Gilbert sacó partido de los marcajes para demarrar a poco más de un kilómetro, ponerse a sesenta por hora y encender las alarmas. Graeme Brown (Rabobank), Robert Förster (Gerolsteiner) o Gert Steegmans (Quickstep) lo intentaron, pero les faltaron cadencia y un centenar de metros para evitar que el belga se estrenara con los brazos en alto y dando un recital de entrega que recompensaba la incesante labor de su escuadra.