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Fernando Fernández
David Muntaner no pudo hacer realidad su sueño, ni el del un cuarteto de persecución por equipos que rindió por debajo de las expectativas generadas en los tests previos y se tuvo que conformar con un más que discreto noveno lugar. La culpa la tuvo una salida en la que el equipo formado por el propio Muntaner -el único balear en liza ayer-, Sergi Escobar, Asier Maeztu y Carles Torrent (pareja de Llaneras en Madison) forzó al máximo, y eso lo pagaron con el paso de las vueltas y los kilómetros. Pese a ello, las ilusiones se disparaban y España firmaba el segundo mejor crono en el paso por los 2.000 metros. Se fue de más a menos y Torrent se descolgó. Era el principio del fin, pues el trío que quedaba en pista no se acababa de entender en los relevos, con cambios de ritmo preocupantes y, cuando se les pidió bajar la intensidad, el frenazo fue total, perdiendo la intensidad exhibida en las primeras vueltas y dejando escapar la posibilidad de colarse en algunas de las finales por las medallas, a lo que se unieron los problemas de Maeztu para soportar la intensidad fijada por Escobar y Muntaner.

Con ello, el tiempo de 4:10.098 ofrecía pocas esperanzas. Rusia, Holanda, Australia (la gran derrotada al ser sexta en las preliminares), Alemania, Nueva Zelanda, Dinamarca, una sorprendente Ucrania y, muy por encima del resto, Gran Bretaña, acabaron de confirmar el revés del cuarteto español. Edward Clancy, Thomas Geraint, Paul Manning y Bradley Wiggins -oro en persecución individual- eran los unicos en bajar de los cuatro minutos (3:59.579) y mejoraban en seis segundos el registro de Ucrania, con quien se jugarían el oro. Dinamarca y Nueva Zelanda protagonizarían la final de consolación, aunque todo apuntaba a un reinado británico sobre la madera del Palma Arena.

Derrotados Alemania, una Rusia campeona de la Copa del Mundo y bajo mínimos, y la poseedora del oro olímpico y del récord mundial (Atenas 2004), con un crono espectacular de 3:56.610, Australia, la lucha por las preseas ofrecía un nuevo panorama del que se había alejado España, novena y, en consecuencia, privada de la Beca ADO que hubiera sido suya en caso de entrar entre los ocho mejores. Un golpe inesperado para un bloque que, tras un 2004 mundialista y olímpico, había reclamado su papel estelar dentro de una modalidad hasta hace un tiempo hostil para la velocidad nacional, que ha incluido en su grupo de cara al futuro a un David Muntaner que se mostró como uno de los pilares del cuarteto. Y como se preveía, la final en la que España podía haber estado resultó ser un paseo triunfal de Gran Bretaña, que dominó todos los parciales e hizo suyo un oro de prestigio en el Campeonato del Mundo de Palma. Wiggins colaboraba activamente y firmaba el doblete y los británicos finalizaban los cuatro mil metros con un tiempo de 3:57.468, a ocho décimas de la plusmarca mundial y mejorando en dos segundos y una décima sus prestaciones en la tanda clasificatoria de la mañana.