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El Mallorca ha vuelto este fin de semana al kilómetro cero del campeonato. La inesperada caída sufrida el sábado ante el Athletic ha acabado con las reservas del equipo y ha devuelto la incertidumbre a un vestuario deteriorado por su propia irregularidad. En sólo dos jornadas, el cojunto de Héctor Cúper ha dilapidado el crédito reunido en el primer tercio del torneo y ha reducido considerablemente una renta que le había permitido acampar lejos de las cavernas durante algunas semanas. 13 jornadas después de la primera toma de la Liga, no queda más remedio que volver a empezar.

La falta de continuidad ha sido el talón de aquiles de la formación mallorquinista en el último lustro y este año ha vuelto a aparecer para arruinar la progresión experimentada por la caseta. El camino de los isleños está plagado de altibajos y después de nivelar nuevamente sus fuerzas con las del resto de sus rivales, se posiciona ante un final de vuelta eléctrico. Los resultados de la jornada han comprimido de forma notable el vagón de cola de la clasificación y las próximas semanas serán decisivas para evaluar las posibilidades de futuro de unos y otros.

En este sentido, al Mallorca le aguardan otras cuatro citas eléctricas antes de despedir el año 2005 y de ellas saldrán las coordenadas del camino a seguir por los rojillos. Alavés, Osasuna, Atlético de Madrid y Valencia le tomarán el pulso a la escuadra balear y determinarán si la agonía sigue prolongándose o si los males son pasajeros.