Roser Vives, ayer en la piscina cubierta del CAR de Sant Cugat. Foto: M. ÀNGEL CAÑELLAS

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FERNANDO FERNÀNDEZ

Poco más de dos décadas después, la natación balear volverá a gozar de protagonismo en unos Juegos Olímpicos. Roser Vives Moyà (Palma, 1984) ha recogido el testigo dejado por Antònia Real en su día y será la apuesta española en los 200 metros mariposa. Atenas será testigo directo de la evolución de una de las deportistas con más cartel de las Islas. El pasado domingo, la nadadora del Club Natació Palma no podía dar crédito. Lograba el oro en su especialidad, y además paraba el crono en un tiempo de 2:10.37. Roser había hecho realidad el sueño que perseguía desde su primera brazada y obtenía un hueco dentro del equipo olímpico nacional.

María Peláez y Mireia García se veían relegadas a las posiciones que completan el podio y Vives no podía esconder su felicidad. «Más que la medalla, lo importante era conseguir la mínima. Tenía mucha presión encima y debía hacerlo bien para poder preparar con tiempo esta cita. Las tres podíamos estar allí y el ambiente en la piscina era tenso por lo mucho que había en juego. Al tocar la pared, no me lo podía creer, había acabado primera y tenía la mínima. No he parado de llorar, pues he conseguido lo que me ha costado muchas horas de trabajo y un enorme sacrificio», explica Vives, que en el Campeonato de Europa de Madrid buscará mejorar sus registros, sin dejar de lado los cien mariposa, pese a que después de haber certificado su gran objetivo esa prueba pasa a un segundo plano.

La trascendencia del logro que Roser Vives firmó en Cádiz es aún mayor cuando se trata «de un evento que se celebra una vez cada cuatro años. Para una chica de mi edad es un privilegio estar entre los elegidos. ¡Hasta el 2008 no hay otra oportunidad!» exclamó esta joven de veinte años que une su nombre a los de Elena Gómez, Marga Fullana, Marta Fernández y Brigit Yagüe -compañera suya en el CAR de Sant Cugat- como integrantes de la delegación balear en la gran cita que se desarrollará en la capital griega entre los días 13 y 29 de agosto. Subir al podio en esas fechas sería «difícil», pero Roser no pierde la sonrisa y avisa de que va a «luchar por ello».