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EFE - Barcelona
Treinta y tres años después de perder su segunda oportunidad de ganar la Copa Davis, el tenis consiguió saldar su máxima deuda con España, que ganó por primera vez la competición más importante por equipos en un intenso duelo en el que Juan Carlos Ferrero firmó el punto de la victoria.

El resultado de 6-2, 7-6 (7-5), 4-6 y 6-4 certificó un triunfo histórico del número uno español sobre su homólogo australiano, Lleyton Hewitt que sirvió para anular cualquier intento de reacción de Australia en busca de un quinto y decisivo duelo.

Ferrero, en una ocasión tan dramática como emocionante, se convirtió en el héroe de una final que se abrió a las esperanzas españolas tras ganar Corretja y Balcells de forma tan sorpresiva como contundente el encuentro de dobles del sábado contra Woodforde-Stolle.

Si el Palacio de Sant Jordi fue entonces una fiesta, ayer llegó la apoteosis, mayor aún que la que se vivió en días precedentes cuando poco a poco el equipo español se acercaba a la victoria. En esta última jornada, el público midió hasta el límite sus gritos de apoyo y los capitanes se mantuvieron en su sitio sin extralimitarse. No obstante, a Javier Duarte le bastaba una mirada a las gradas para que éstas se encendieran.

Con los reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, en el palco, acompañados por la Infanta Pilar, Jordi Pujol, presidente de la Generalitat, y Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, entre otras personalidades, Ferrero fue el encargado de dar la puntilla a Australia, un país volcado con el deporte, con 27 títulos de Copa Davis en su historia que soñaba con repetir el triunfo logrado a domicilio en Niza contra Francia el año pasado. La consistencia y la buena cabeza de Ferrero impidieron que los «aussie» de John Newcombe volvieran a ganar.