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ISIDORO SANTOS (TRONDHEIM)
El partido que le espera al Real Madrid hoy miércoles en los fiordos noruegos ante el Rosenborg se ha convertido, como afirma su presidente, Lorenzo Sanz, en una «final» para los hombres de Vicente del Bosque, obligados a vencer para que su pase a los cuartos de final de la Liga de Campeones no quede en manos de terceros. Si el Real Madrid cae derrotado, sólo estaría en la ronda de los ocho mejores si el Bayern Munich vence a domicilio al Dinamo de Kiev. En caso de empate en Trondheim, el equipo blanco necesitaría que el conjunto bávaro, que ya tiene asegurado el primer puesto del grupo C y ha viajado a Ucrania plagado de suplentes, consiguiera al menos un punto ante los jugadores de Valeri Lobanovski.

El equipo español quiere evitar que su futuro en la máxima competición europea de clubes lo decidan otros y, por ello, afronta el partido de mañana con la firme intención de hacerse con los tres puntos en juego para asegurarse la clasificación y, de paso, sacarse la espina que tiene clavada desde que el campeón noruego le derrotó en noviembre de 1997 (2-0) en el mismo escenario. Acuciado por la necesidad de una victoria, es previsible que Del Bosque apueste por una alineación de corte más ofensivo que la que presentó el sábado en el Vicente Calderón frente al Atlético de Madrid.

Fernando Morientes, delantero del Real Madrid, se lesionó en la tarde de ayer en el entrenamiento que dirigió Vicente Del Bosque esta tarde en las instalaciones del estadio Lerkendal, y padece un problema en el recto anterior de la pierna derecha.

Según el primer diagnóstico de Alfonso Del Corral, jefe de los servicios médicos del club, el delantero será baja durante tres o cuatro semanas. Morientes, por tanto, no estará esta noche en el equipo titular que se enfrentará al Rosenborg en la Liga de Campeones.