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El nombre de Marga Crespí entró ayer por la puerta grande en los anales del deporte mallorquín y balear. La nadadora del Mediterránea fue parte activa de un nuevo logro para el equipo nacional de sincronizada, que defendió su tercera posición y permitió así a la palmesana obtener el bronce que hace catorce en el historial de preseas isleñas en unos Juegos Olímpicos, siendo a la vez la segunda en Londres 2012 y la tercera obtenida por una mujer en una modalidad del programa oficial.

Menos de 48 horas después de que la taekwondista Brigit Yagüe abriera el medallero, Crespí confirmaba el trabajo realizado el jueves en la rutina técnica, en la que España finalizó en tercera posición, a ocho décimas de China y muy lejos ya de Rusia. Canadá no era una amenaza aparente, pero en la rutina libre, Anna Tarrés y sus chicas confiaron en su imaginación y en el factor sorpresa para dar el golpe y asaltar la plata obtenida en Pekín 2008 y días atrás por el dúo.

Marga y sus compañeras echaron el resto en la rutina libre, en el ejercicio sorpresa, derrochando creatividad y cerrando la segunda medalla para la sincronizada en el Centro Acuático, la cuarta para Andrea Fuentes. Y la primera de la mallorquina, que debutaba en unos Juegos y que ya sabía lo que es ganar un Mundial y un Europeo.

Evolución

Al ritmo de The Ocean, de Salvador Niebla, y con unos bañadores sorprendentes, en los que el casquete iba insertado en la pieza principal (para lo que Crespí y el resto del equipo tuvieron que cortarse el pelo), la innovación española topó con el sobrio, limpio e incontestable ejercicio ruso, que les llevó de nuevo al oro, además de con las mariposas chinas, que mejoraron incluso su puntuación y ataron la plata por delante de España, que se conformaba con un bronce que premia la evolución de un combinado en plena renovación.

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La mallorquina Marga Crespí, junto con Clara Basiana, Alba Cabello, Ona Carbonell, Andrea Fuentes, Thais Henríquez, Paula Klamburg e Irene Montrucchio dibujaron un mar de plata para alcanzar un bronce oceánico en su valor, más teniendo en cuenta la mala suerte en el sorteo, que puso siempre a España por delante de sus dos principales oponentes: Rusia y China.

Finalmente, Rusia completó su trabajo para reconfirmar el oro que todos le asignaban (98.930 en rutina libre, para un total de 197.030), por delante de China (97.010 para 194.010) y España, que totalizaba un 96.920 que no acababa de convencer a Anna Tarrés, más tras el retraso en la publicación de la puntuación (justificada al parecer en una reclamación por haber tocado el fondo de la piscina), se quedaba con una puntuación final de 193.120, con un destacado margen respecto a Canadá, cuarta (189.630).

Ovación

Como espectáculo, la actuación más aclamada, al margen del de las locales, fue la del equipo canadiense, que trabajó durante el último año con el ‘Cirque du Soleil’ y ofreció un ejercicio vistoso y con mucho ritmo. Tras las cuatro potencias internacionales se clasificaron Japón, Gran Bretaña, Egipto y Australia.

Pero lo importante era subir al podio, mantenerse entre la aristocracia de la natación sincronizada y que Marga Crespí conociera las sensaciones que lleva consigo una medalla olímpica. La de bronce que colma las expectativas de la balear.

España se irá de los Juegos de Londres con dos medallas en natación sincronizada. La plata del dúo y el bronce del ejercicio por equipos, un botín levemente inferior al conseguido en Pekín (dos platas).