David Bustos porta la bandera española tras conseguir el bronce. | TOBIAS SCHWARZ

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El balear David Bustos marcó ayer un hito en la historia del atletismo mallorquín al convertirse en el primer medallista en un Europeo de verano. El atleta del ADA Calvià logró la medalla de bronce en 1.500 metros con una marca de 3:46.45 por detrás del noruego Henrik Ingebrigtsen (3:46.20) y del francés Florian Carvalho (3:46.33).

El atleta balear cargaba, con 21 años, con la defensa del orgullo español en una prueba que ha reportado los mayores éxitos al atletismo español y no solo se matriculó, sino que garantizó su presencia en los Juegos Olímpicos de Londres.

La carrera salió lenta, con el serbio Goran Nava al frente (1:02.60 el primer 400, 2:09.53 en el 800). El grupo iba compacto al toque de campana, con Bustos octavo, y todo se decidió en la recta. Tras una carrera muy accidentada, el balear progresó por el centro del grupo y adelantó posiciones hasta llegar tercero.

David Bustos aseguró a EFE que «de no haber sido por los toques» que sufrió en la última vuelta, «hubiese estado luchando por el oro». «Mis sensaciones fueron muy malas en las semifinales, pero esperaba quitarme la carbonilla para hoy -por ayer- estar bien. Venía calentando y mi entrenador, Johnny, me dijo que estaba rodando muy fuerte, y yo no me daba cuenta, lo cual era una buena señal», explicó.

Con respecto a la carrera, dijo que le había venido bien que saliera lenta: «Me ha ido bien que salgan al principio lentos, porque me cuesta. He tenido muchos toques. A falta de 150 metros casi me caigo. Si no llego a tener esos toques hubiese estado más cerca de la cabeza y hubiese luchado por el oro».
«Con los otros españoles en carrera (Manuel Olmedo, que abandonó en series, y Álvaro Rodríguez, eliminado)», advirtió, «hubiera sido mucho más difícil porque para mí, eran los rivales a batir, aparte del turco (Ilham Tanui Ozbilen, descalificado)».

Bustos está convencido de que con ellos «hubiera sido otra carrera muy distinta» y dijo que no esperaba esta medalla, la primera que consigue en categoría sénior «en una prueba donde se nota mucho los progresos de un año para otro», aunque recuerda que los dos que le han ganado son de su edad.

«Carvallo ha quedado segundo, que me ganó el año pasado, y al que ha quedado primero (el noruego Henrik Ingebrigtsen) le había ganado yo», señaló.

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«Con la mitad de lo que he hecho esta temporada, al año pasado hubiese firmado», afirmó Bustos, que, con plaza olímpica segura, piensa que una de las otras dos debe ser para Álvaro Rodríguez.

«Se lo merece, porque ha demostrado que está bien. Aquí tuvo la mala suerte de quedarse en ‘semis’, pero si hubiese corrido la otra carrera, hubiese pasado. Olmedo no lo ha demostrado aún que se lo merezca, pero vale mucho y si esta temporada no le sale, igual es porque se ha equivocado en los entrenos, pero es el que más se lo merece».

LAS GESTAS DEL ATLETISMO MALLORQUÍN

1995 Mateu Cañellas, subcampeón del mundo. El palmarés más notable hasta la llegada de Bustos en el atletismo balear coincide con el flamante medallista continental en la distancia: los 1.500 metros lisos. Mateu Cañellas se proclamaba en 1995 subcampeón del mundo en pista cubierta, con una marca de 3:44.85, por detrás de El Guerrouj. Un año después, el mediofondista inquer se coronaba como campeón de Europa en pista cubierta, en Estocolmo, con un registro de 3:44.50

2005 Vivancos, podio en Madrid En los 110 metros vallas, el ibicenco Felipe Vivancos ha marcado un punto de inflexión en el atletismo español. El deportista del CA Pitiús no falló en la cita de los Europeos en pista cubierta de Madrid, en 2005, en los que se colgó la medalla de plata en los 60 metros vallas, a lo que en ese año añadiría el oro en los Juegos Mediterráneos de Almería, aunque en su distancia de siempre, los 110 vallas. Un año antes, Felipe Vivancos había debutado en unos Juegos Olímpicos, siguiendo los pasos de la también atleta ibicenca Mar Sánchez, que lo hizo en pértiga en Sydney 2000.

LA OPINIÓN DE FERNANDO FERNÁNDEZ

Premonición

Hace cuatro años, Chema Martínez y compañía agasajaban en la Villa Olímpica a un joven atleta mallorquín que vivía su primera experiencia en unos Juegos. Invitado por el COI en un gesto a modo de premonición, David Bustos disfrutaba de cada momento como del sueño que estaba viviendo en primera persona. Consumida la Olimpiada, aquel chico volverá a comparecer en la gran cita del deporte con galones renovados. Como la gran esperanza, el hombre a seguir en una distancia en la que España siempre ha mojado y que gracias a él ha encontrado un exponente de cara al futuro. O del presente, porque el bronce de Helsinki, además de confirmar al relevo natural de Mateu Cañellas, ha acabado por confirmar la mínima A que da a Bustos la oportunidad de hacer realidad su sueño olímpico. En un momento y una distancia en la que los rivales serán duros de pelar y David debe disfrutar. Será tal vez en Río 2016 el momento en el que podremos ver la versión más competitiva y madura de David, aunque a estas alturas, es capaz de todo. Con apenas 21 años, la historia del atletismo mallorquín (y ya del español) ha reservado un lugar para un portento que descubrió sobre la marcha sus cualidades para ser, a día de hoy, uno de los tres mejores del continente sobre los 1.500 metros. Una de las distancias míticas en un deporte que da la bienvenida a un nuevo ídolo. A todo un campeón.