Natalia Romero, durante la prueba. | RFEA

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La felicidad que irradiaba Natalia Romero tras sellar su merecido pase a las semifinales de los 800 metros en el Estadio Olímpico de Tokio refleja las horas de esfuerzo y sacrificio de una atleta que compagina el deporte de alta competición con la docencia en la UIB. Y ha valido la pena para hacer historia en Tokio y lograr en sus primeros Juegos el doble objetivo de marca personal (2:01.16) y pase a semifinales.

«He tenido una fuerza al final que no he sentido nunca, y cuando al final me han dicho 1.16 no me lo podía creer», aseguraba. «Cuando he visto la 'Q' he pensado, '¡hostia, la que has liado!», añadía emocionada Romero, quien recuerda que en el tramo final «he tenido la cabeza fría, aunque han corrido muchísimo... Yo pensaba que no entraba, cuando he visto que era sexta. Ha sido una serie rápida y eso me ha ayudado al final», destacaba Natalia.

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Tuvo palabras de agradecimiento para Pedro Jiménez, su entrenador, y su pareja, clave en la preparación de la distancia. «Hemos encontrado el punto medio, pero es trabajo en equipo. Yo hago un mixto entre velocidad y fondo y la eficiencia me la da correr el 800», comentaba.

«Ahora toca disfrutar, lo he hecho en la serie y en las semifinales también. Llegaba con el puesto 43 de 47, la cuarta por la cola... ¡Y voy y me meto en semifinales!», añadía feliz por su rendimiento y su clasificación para la antesala de la finalísima, en la que no piensa en la marca. «Sé cómo tengo que ir en cada momento y si sale bien, perfecto. Si me obsesiono con la marca, todo se condiciona por el objetivo. ¿Si sale? Fantástico», afirmaba con una sonrisa amplia en su rostro.