Alba Torrens saluda al público al recibir su medalla de plata. | FIBA

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Se ha ganado el derecho a hacer lo que le apetezca. O lo que el cuerpo le dicte, pues tras casi dos décadas rindiendo al más alto nivel y con un historial de lesiones que han marcado algunos momentos de su carrera, Alba Torrens Salom (Binissalem, 1989) encara el momento de disfrutar de cada partido, de cada experiencia, viaje o entrenamiento. Después de dos ausencias, en 2019 por lesión y en 2021 al dar positivo por COVID, la alero de Binissalem se reencontró con el Eurobasket, para sumar su novena medalla con la selección absoluta, volver a sentirse importante y encara el futuro con una sonrisa.

Porque esta plata ha servido para sembrar la semilla de un equipo que presume de líder, de la 7 de España, de quien pudo ser MVP y volvió al 'Quinteto Ideal'. De una jugadora que, tras un año en el que ha mezclado la dureza de las lesiones y la felicidad por el título de Liga y el subcampeonato continental a las órdenes de Miguel Méndez, quien la guió en Vigo siendo muy joven, dentro de ese lento pero seguro camino hacia la leyenda.

Dos oros, una plata y dos bronces en el Eurobasket, además de un MVP; una plata y dos bronces mundialistas, la histórica plata olímpica de Río 2016, seis Euroligas -cuatro con Ekaterimburgo y las restantes cono Galatasaray y Perfumerías Avenida-, dos Ligas Femeninas, tres Supercopas de Europa, siete Ligas de Rusia, dos veces mejor jugadora de Europa... La lista de méritos de la 'binissalemera' más universal es interminable.

Y ahora, quiere más. Tras aparcar su futuro más allá del Eurobasket hasta el final del torneo, ahora toca sentarse, hablar y darle un par de vueltas. El Valencia ya le ha presentado una oferta en firme y, a punto de cumplir 34 años, la motivación de ser de nuevo olímpica, de estar en París 2024 y peleando por una medalla otra vez, pasa por el Preolímpico. La nueva ilusión de la mallorquina tras sentirse de nuevo importante, feliz en la pista y rodeada por un grupo que le ha insuflado la dosis necesaria de ilusión para mirar al futuro con ilusiones renovadas. Y tener, otra vez, un sueño olímpico. El que la convertiría en la deportista balear con más Juegos, cuatro, rompiendo el empate con la nadadora Melani Costa y la ciclista Marga Fullana.