Y eso que las cosas no empezaron bien para un Iberojet superado por el elevado acierto del Palencia, que tuvo en Otegui, Vasturia y Hermanson a sus estiletes a la hora de anotar desde todos los ángulos. El Chocolates Trapa apretaba, incluso demasiado, en defensa y el Palma no encontraba respuesta, salvo en el músculo de un enorme Fran Guerra o la mano providencial de Álex Hernández para hacer volar la bola.
Un triple de Hermanson dio la máxima renta al Palencia (12-21, min. 7). Y ese golpe fue el toque de atención que precisó un Palma que llegaba tocado tras el duro revés en Cáceres y era consciente de lo mucho que había en juego anoche en Son Moix. Despertó pues el Iberojet, tirando del empuje que ejercieron Quintela y Barac. Guerra ejerció de brazo ejecutor en la pintura y el temple de Bivià emergió para igualar el marcador (25-25), aunque Veljkovic hizo que el primer cuarto cayera del costado palentino (25-27).
Pero se veía que el Iberojet Palma no era el de los primeros minutos. A medida que Barac fue ganando protagonismo, el Palma encontró más espacios en el perímetro, como el que culminó la remontada para que Álex Hernández conectara un triple que volvía a poner por delante al Palma (35-34, min. 14). Bivià tiró de oficio y talento para agrandar la brecha (41-36) y paso a paso, el Iberojet fue asentándose sobre el parqué, apretando atrás y escrutando cada una de sus posesiones. Eso sí, el rebote penalizaba a los de Alonso, que pese a ello estiraban su renta hasta los nueve puntos al descanso (49-40).
El habitual momento de crisis del Iberojet -el tercer cuarto- fue el de la explosión definitiva. Guerra mostraba el camino a seguir y cuatro triples de Marcus Gilbert dinamitaron el choque. Lograba su máxima renta el Palma (74-52) al filo del cierre del penúltimo acto, que permitía encarar a Alonso y los suyos los últimos diez minutos con relativa tranquilidad (74-54).
Presente el recuerdo de Cáceres, el Iberojet echó mano del temple de Álex Hernández y Bivià. Se veía fuera del partido al Palencia, más cuando Uclés y Bivià firmaban sendos tapones en los primeros intentos de aproximación recién arrancado el cuarto final. El tiro libre era la única herramienta útil para los castellanos, que en los últimos dos minutos recortaron terreno. Pero ya era demasiado tarde. El triunfo se quedó en Son Moix (82-70) y ahora el Iberojet ya mira hacia Ourense. Otra final.
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