Tener relaciones que no nos hacen sentir bien o pasar demasiado tiempo con el móvil son algunas cosas que no nos hacen sentir bien, pero que nos cuesta cambiar | Seva Levytskyi

TW
0

Leer un libro que no te gusta, quedar con personas que no te hacen sentir bien, llevar una mala alimentación que te resta energía, gastar dinero en cosas que no te sirven... Se trata de ejemplos cotidianos, que no nos gustan pero que seguimos repitiendo por pura inercia. «Somos animales de costumbres y se pone de manifiesto cuando seguimos haciendo cosas que no nos gustan o no nos hacen bien», expone la coach de Salud, Marga Almarcha. Actuamos como si el tiempo fuese ilimitado, sin ser consciente de que es finito; por ello, conviene invertirlo en aquello que realmente merece la pena.

Almarcha justifica que invirtamos nuestro tiempo en cosas que no nos gustan porque «esta sociedad de las prisas, que continuamente está marcando unos ritmos frenéticos y difíciles de seguir, nos aleja de poder plantearnos conscientemente nuestra forma de actuar ante determinados hechos, nuestro nivel de satisfacción o insatisfacción respecto a lo que estamos haciendo. Y si tenemos la oportunidad o la valentía de hacerlo, pronto cambiamos de pensamiento en un afán de mantener las cosas bajo un engañoso control, no vaya a ser que no me guste lo que descubra y tenga que tomar cartas en el asunto». «Comodidad, pasividad, miedo, necesidad de control… se mezclan dando lugar a situaciones donde podemos encontrar desmotivación, impotencia, desinterés, pasotismo, inercia. A pesar de todo, seguimos en la rueda del hámster dejando pasar los días sin generar cambios que nos proporcionen situaciones de mayor bienestar elegidos más conscientemente, pero que quizá por los que haya que pagar un alto precio».

¿Qué puede haber detrás de 'seguir cómo estoy'?

La coach expone que muchas personas se preguntan que ¿qué puede haber detrás de 'seguir cómo estoy'?. A su modo de ver, «puede responder a un miedo al cambio sobre lo conocido. La vida es movimiento y cambio y, al mismo tiempo, requiere ir tomando decisiones para ir adaptándose a lo que ella nos pide. Pero este tipo de decisiones no resulta fácil cuando no nos han enseñado a vivir la incertidumbre como algo natural o como una oportunidad de crecimiento sino más bien como un espacio en el que no queremos estar y continuamente vamos a estar evitando». «También puede responder a no querer reconocer ciertas conductas nuestras ante hechos donde nuestras proyecciones, ilusiones y deseos no coinciden con la realidad; pero hemos invertido mucha energía emocional en ellas y necesitamos seguir manteniéndolas».

Almarcha señala que «otro mecanismo de respuesta nos llega de la necesidad de aferrarse a algo o a alguien en un afán de pensar que nos da seguridad, cuando quizá solo sea un espejismo generado por nosotros mismos. Otra posibilidad se da cuando no se cuenta con los recursos necesarios internos o externos para plantear la posibilidad de hacer las cosas de otra manera ante contextos nuevos. Esto nos puede generar un miedo, sobre todo, teniendo en cuenta que esto nos llevará a conocer partes de nosotros mismos; en muchas ocasiones, puede resultar incómodo».

A su modo de ver, «es importante darse cuenta cuándo el precio que estamos pagando por seguir haciendo algo que no nos hace bien es demasiado alto, sobre todo, porque seguramente nuestro bienestar emocional será el que pague la factura. Por ello, es necesario observar qué situaciones vivimos bajo ese paraguas y para qué lo hacemos; seguramente la pregunta pique, pero hacerse preguntas incómodas a veces nos dan grandes respuestas».

La coach subraya que «tomar consciencia de todo eso que no te gusta y aprender a identificar por qué y para qué lo haces y que beneficio estás obteniendo te puede ayudar a responsabilizarte de tus conductas y acciones; así como a generar cambios que vayan más en concordancia con lo que quieres y necesitas, evitando la sensación de verte obligado a hacer algo que no quieres y con la culpa que en muchos casos aparece cuando lo hacemos».

Para concluir, explica que «romper con estas dinámicas puede causarte desconcierto o miedo que, aunque sirve para protegernos, es necesario vencerlo ya que el resultado va encaminado a un mayor bienestar emocional. Y, si a pesar de eso te sientes bloqueado, siempre puedes acudir a un profesional de la salud mental que te ayudará a descifrar esos patrones».