Ataque final a la Madina Mayurq el 31 de diciembre de 1229 (predela de Sant Jordi, 1470). | © www.monestirs.cat

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A ver, ‘Vell Professor’... De donde viene la expresión, tan mallorquina: «Vergonya, cavallers! (¡Vergüenza, caballeros!)».

-Pues mirad, la expresión «Vergonya, cavallers!» proviene de las acciones bélicas de año 1229, con motivo de la conquista de Mallorca por parte del ejército de Jaume I. Pero, debéis tener en cuenta que este grito de crítica -o de imprecación- forjado por el rey conquistador contra la cobardía o la falta de decisión para afrontar la batalla se puede aplicar a situaciones diversas y precisamente no tan épicas ni míticas!. Gracias al triunfo de quienes hicieron caso de la frase, se produjo un cambio tan contundente en Mallorca, que una repoblación, una lengua, una cultura, una economía, una religión, entraron por la puerta de la historia y nos hicieron más o menos cómo somos... Como hemos sido hasta ahora, quiero decir.

-Bueno, bueno, profesor, ¡no se vaya por las ramas! ¿Cuál es el origen exacto de la frase?, ¿en qué momento histórico se pronunció?

-Vale, vale... Resulta que determinada gente bastante preparada cree que «Vergüenza, caballeros» fueron las palabras que Jaime I dijo cuando desafiaba el honor de sus caballeros que no se decidían a avanzar en la decisiva batalla de Portopí durante la expedición de conquista de Mallorca. Pero, como veremos, esto no es exactamente así. Según el Llibre dels Feitso Crónica Real, una vez el ejército de Jaume I consolidó el desembarco, se libró día 12 de septiembre de dicho año 1229 la batalla llamada de Portopí. El topónimo que identifica la batalla se refiere a la Serra de Portopí, no propiamente al puerto, ya que el violentísimo encontronazo aconteció a los pies de la Serra de Portopí, más tarde llamada Serra de na Burguesa, en el término de Calvià, entre Santa Ponça y Palmanova, con epicentro en el lugar todavía denominado Coll de sa Batalla. La caballería musulmana obligó a retroceder a una de las vanguardias cristianas, la de Nuno Sanç. Jaume I dice, en relación a este episodio: «los moros gritaron, y fueron tirando piedras, y avanzaron un poco. Y la bandera de don Nuno y aquellos que estaban con ella dieron la espalda. Y así, haciendo buena cara, bajaron bien la distancia de un tiro de piedra contra nosotros, y algunos [de los nuestros] gritaron: -¡Vergüenza!!. Y los sarracenos no les siguieron: y los nuestros se detuvieron; y en tanto llegó la bandera y nuestra companyía con cien caballeros o más, bien que la guardaban». Por lo tanto, en este episodio, los más decididos caballeros cristianos, con el caballero occitano Jaspert de Barberà al frente, criticaron la huida de Nuno Sanç y algunos de ellos pronunciaron el grito de «Vergüenza».

-Profesor, ha dicho que gritaron "vergüenza", ¿o no?

-Sí, claro, pero no era exactamente «¡Vergüenza, caballeros, vergüenza!»... ni tampoco pronunció dicha frase el rey En Jaume.

-Bueno, bueno, vale... «si hem de filar tan prim!»

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-¡Claro que tenemos que precisar detalladamente. Realmente, cuando el rey gritó «¡Vergüenza, caballeros, vergüenza!», fue en el momento más crucial del día 31 de diciembre de 1229, muy temprano, cuando las primeras fuerzas de infantería cristiana habían empezado a entrar en la Madina Mayurqa por el muro derrumbado de la puerta de Bab al-Kahl (puerta de Santa Margalida o «Porta Pintada Vella») y necesitaban imperiosamente del refuerzo de la caballería.

Dice el Llibre dels Feits: «de los cristianos de infntería, había unos veinte o treinta que tenían los escudos abrazados y por otra parte estaban los sarracenos con las adargas y espadas desenvainadas, y no se atrevían a acometer. Y cuando entraron los caballeros con los caballos armados, les fueron a herir. Y era tanta la multitud de la gente de los sarracenos que les prepararon las lanzas; los caballos se enderezaron, porque no podían pasar por el espesor de las lanzas, de tal modo que tuvieron que dar la vuelta. Y, en tanto, dada la vuelta, se echaron un poco atrás y fueron entrando los caballos, tanto que, cuando hubo unos cuarenta o cincuenta, se prepararon contra los sarracenos, y gritaron todos a una voz: -Ayuda- nos, Santa María, Madre de Nuestro Señor». Y fue aquí cuando dijo Jaume I: «Y gritábamos: -Vergüenza, caballeros. Y les fuimos a herir, y els esvaírem». Es decir, les hicimos huir y les derrotamos. Es el paso de la Madina Mayurqa en la Ciudad de Mallorca.

-Uep, Viejo profesor... ¡Ahí parece un grito de ánimo, de marcar carácter!

-Sí, efectivamente, podríamos entender el grito como una expresión de ánimo, más que de reprobación porque 'vergüenza' tendría el significado de «estimación de la propia honra»; es en este sentido que Ramon Llull menciona al «Caballero sin vergüenza», o sea, el caballero que no valora su honorabilidad.

-Vell Professor, usted que no se corta ante nada... ¡Hemos dicho que ese grito de crítica -o de imprecación- forjado por el rey conquistador contra la cobardía, se puede aplicar a situaciones diversas y precisamente no tan épicas ni míticas!.

-Efectivamente, hay que decir las cosas clares antes de que vayan a peor! Desde luego, por extensión, «¡Vergüenza, caballeros, vergüenza!» se puede aplicar a quienes actúan contra su propio pueblo, contra sus propias raíces. Hoy mismo, día 20 de junio de 2023, ¡no os lo váis a creer!: un partido de extrema derecha, que quiere eliminar la autonomía de las islas Baleares, presidirá el Parlamento Balear; sí, sí... habéis oído bien, una gente que quiere diluir y quiere eliminar nuestra personalidad mallorquina y balear, ¡presidirá la máxima institución representante de nuestra democracia!

-Uff... ¡vaya vaya, el mundo al revés: «¡Vergüenza, caballeros, vergüenza!».

-Contra el auto-odio: «Estimem Mallorca, estimem les Illes Balears».