El Ángel del palacio de la Almudaina. | Gaspar Valero

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Las fiestas cívicas más solemnes que se celebraban en Palma al final de la Edad Media eran las del Estendard, que conmemoraba la conquista de la Madina Mayurqa por el rey Jaime I, la de San Jorge, patrón de la caballería y de la nobleza mallorquinas, la de Santa Praxedes, cuyas reliquias se conservan en el Castillo Real de la ciudad, y la del Ángel, que era el patrón protector de la ciudad y del reino de Mallorca. Como decía Joan Muntaner Bujosa: «De ellas únicamente sobrevive la primera, conocida hoy día por la Fiesta de la Reconquista, el 31 de diciembre, reducida a una simple conmemoración». Completaban el ciclo festivo de aquella época las fiestas religiosas, según el calendario litúrgico, destacando especialmente los ciclos de Navidad y Pascua. A finales de la época medieval, también se conmemoraban en Palma las fiestas de los patrones de los gremios y, en los pueblos, los respectivos patrones.

El Ángel Custodio del Reino de Mallorca era, antes de que lo fuera San Sebastián, hasta el año 1643, el patrón de la ciudad y de todo el reino de Mallorca. La casa real mallorquina le rendía culto y, por eso, Jaime II hizo colocar un ángel coronando el castillo real (hoy palacio de la Almudaina). Oficialmente, el Angel era patrón desde el año 1406, pero desde el siglo XIII, la devoción que generaba era enorme, puesto que era considerado el protector de la Ciudad y, por extensión, de toda la isla. En este sentido, el cronista Joan Muntaner Bujosa habla de «la piadosa costumbre de poner las ciudades bajo la salvaguarda de un ángel tutelar para que las protegiera de calamidades y las defendiera de enemigos. A veces eran las corporaciones que tomaban un ángel protector, como es el caso del Colegio de la Mercadería de Mallorca que le adoptó también como figura heráldica de sus armas. La Ciudad y el Reino de Mallorca tienen un Ángel Custodio cuya fiesta era conmemorada con gran solemnidad y entusiasmo popular, fiesta y patrocinio ignorado por la generación actual». Para mayor abundancia sobre este tema, como recuerda Bartomeu Bestard, el franciscano Francisco Eiximenis en su Libro de los Ángeles (1350) dejó escrita esta costumbre medieval: «sobre los portales de la ciudad pusieron una bella imagen de un ángel que tenía una hermosa cruz en la mano izquierda, mientras que con la derecha santiguaba la ciudad».

Torre del Ángel del palacio de la Almudaina (dibujo de Carlos Beranguer, 1738. Ministerio de Cultura)

La fiesta de este ángel custodio y protector se celebraba el lunes después de la octava de Pascua («lo primer dilluns aprés de la Dominica in albis»), pero posteriormente se trasladó al domingo después de Pascua. Hay que decir que, en 1670, la Iglesia fijó la fiesta canónica de los Santos Ángeles de la Guarda o Custodios el 2 de octubre pero, en Mallorca, popular e institucionalmente, se ha mantenido en la fecha del primer domingo después de Pascua.

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La fiesta del Sant Àngel Custodi de Mallorca era popularísima; Muntaner Bujosa cree que este éxito se debía al cariz profano que llegó a tomar, no obstante su origen y carácter religiosos. Tanta era la popularidad alcanzada en las centurias XV y XVI que ese día se congregaba en la ciudad gran concurrencia de gentes procedentes de los pueblos de la ruralia mallorquina». El patronazgo del Ángel Custodio está relacionado con la capilla de la catedral dedicada actualmente al Sagrado Corazón, donde los Jurados fundaron un beneficio eclesiástico. El cronista Antoni Furió en su «Martirologio», de 1850, relaciona también la fiesta con la referida capilla de la catedral: «La fiesta del Santo Ángel custodio del reino de Mallorca erigida el año 1406, en ocasión que los padres de la patria ponian los cimientos de la capilla que en la catedral de Palma erigieron al santo Ángel, ordenando que su festividad se celebrara anualmente la dominica in albis, con rito doble, solemne procesión y que se guardara como a colendo (festivo)». Un documento del año 1407 notifica la orden del Gobernador del reino de Mallorca, Roger de Montcada, sobre la obligación de celebrar la fiesta «del gloriós àngel deputat en guàrdia e custòdia del dit Regne per intercessió e mèrits del qual tots los ciutadans e altres habitadors del dit Regne meresquen esser en pau e tranquil·litat conservats, e de qualsevulla altres persecucions celestials e terrenals preservats e defesos e guardats». Añade que «sia feta celebrada e solemnitzada d’aquí avant e per tots temps festa solemne» y que se haga general y solemne procesión por los lugares acostumbrados, como se hace en la fiesta del Corpus Christi, «per ço que la dita festa sia colta (dia festivo) e celebrada solemnialment e devota així dins la Ciutat com defora per tota la illa de Mallorques». El Gobernador ordena que todo el mundo celebre «solemnialment, abstenint-se de totes e sengles obres servils e negocis temporals així dins la Ciutat com defora per tota la dita illa e que los habitadors o domiciliats en los llocs o carrers per los quals passarà la dita processó agranen o fassen agranar e fer belles e netes les carreres»... si no lo hacían así, deberían pagar una multa de diez libras.

Efectivamente, los actos oficiales de la fiesta consistían en una misa solemne en la catedral y una procesión, patrocinadas por los Jurados de la ciudad y reino de Mallorca; el encargado era un síndico llamado «angeler». La procesión seguía el mismo trayecto que la del Corpus Christi y tomó sus elementos teatrales. Antoni Ignasi Alomar ha estudiado el ritual de la fiesta: «Los elementos teatrales evolucionaron hasta representaciones en unos catafalcos situados en el trayecto de la procesión; uno de ellos se levantaba delante de la casa de la Juraría (actual Ayuntamiento), a cuya representación asistían las autoridades. En los tablados no oficiales, las representaciones llegaron a tomar un cariz tan profano que, en 1565, las autoridades las prohibieron todas, manteniendo, no obstante, la procesión. Otro motivo de la suspensión de los actos profanos de la fiesta fue que en el almuerzo que celebraban los «bastaixos» (porteadores) que montaban los catafalcos se cometían excesos, según las autoridades».

El padre G. Llompart ha estudiado las representaciones del Ángel en el artículo titulado: "El ángel custodio en los reinos de la Corona de Aragón. Un estudio iconográfico". En él nos recuerda que la imagen del ángel de la torre del homenaje del antiguo Castillo Real de Mallorca (actual palacio de la Almudaina), de principio de siglo XIV, el ángel de la Lonja, patrón también de los Mercaderes, el cuadro de la capilla del Sagrado Corazón de la catedral y la fiesta del «Diumenge de l’Àngel», el «pancaritat» de Palma, son algunos recuerdos, pocos pero significativos, que perduran hoy de aquella fiesta tan lucida en otro tiempo. El estudioso teatino aporta también una glosa recogida en Valencia en el siglo XVI, bien conocida en Mallorca:

«Àngel Custodi de Déu infinit,
guardau la ciutat de dia i de nit
perquè no entre lo mal esperit».