Marc Fosh, Marine Roussel, Martín Derrier y Giorgia Scaramella. | Lydia E. Corral

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La primera vez que probé un vino de la DO Toro fue en el bonito parador nacional de esta localidad zamorana durante un viaje por el románico castellano organizado por mi padre. Ha llovido mucho desde entonces pero los tintos de Toro, en general, siempre me han parecido unos vinos contundentes, muy intensos y de alta graduación. Las nuevas técnicas usadas desde hace un tiempo han dado como resultado unos vinos más equilibrados. Hace unos días participé en una cata, una degustación de vinos de la conocida bodega Numanthia junto a un menú preparado para la ocasión por Marc Fosh.

Numanthia, ahora en manos del grupo francés LVMH, elabora unos vinos elegantes pero menos agrestes que aquellos a los que me tenía acostumbrada la DO Toro. A lo largo de la cena probamos los Numanthia 2015, 2017 y cata en primeur del 2018, es decir, un vino que aún está criándose en barrica. Finalizamos la cata probando Termanthia, marca premium de la bodega, concretamente las añadas 2012, 2015 y 2016, también de cata en primeur. Unos vinos elaborados a partir de viñas de hasta 200 años, de gran intensidad floral y un cuerpo impresionante. Datos muy concretos que fueron explicando Marine Roussel, ayudante enóloga de la bodega, y Martín Derrier, responsable comercial, apoyados por Giorgia Scaramella, sumiller de Marc Fosh. Entre los platos servidos por Marc Fosh destacaron un foiegras micuit con gelatina de ruibarbo; arroz cremoso con pichón asado; pintada trufada y un cremoso de chocolate y aceite de oliva.

La cocina de Fosh se caracteriza por un perfecto uso de verduras de raiz, frutas, flores y hierbas poco comunes, ya sean asados, en jugo o gelatina que acompañan a carnes y pescados. En conjunto, conforman unos platos muy visuales y elegantes, un sello que es como la firma del cocinero con estrella Michelin.


Maria 5 Beach es un ‘gastrobeach’ situado en una privilegiada primera línea de la playa de Camp de Mar. Como es habitual en este tipo de locales, Maria 5 Beach ofrece servicio de restaurante, coctelería y una cuidada propuesta musical en diferentes espacios con bonitas vistas. Al frente del restaurante está Gunnar Blischke, que hace cocina fusión, mediterránea y asiática, principalmente en platos para compartir. Una propuesta ya manida a la que se apuntan muchos cocineros y restaurantes con resultados muy desiguales. Entre las propuestas de la carta encontramos ceviche de aguacate, sashimi de salmón y mantequilla marrón, sashimi de atún estilo teriyaki, roll de espárragos, solomillo de ternera glaseado. Maria 5 Beach, que en breve pondrá en marcha el teppanyaki, pertenece al grupo Treguer Hotels.

Mejillones al vapor (4 personas)

l 1 k. de mejillones
l 1 trozo de 2 dedos de jengibre fresco
l 1 limón
l ½ cucharada de pimentón picante y dulce
l ½ cucharadita de laurel y clavo molido

Limpiar los mejillones de barbas y pasar bajo el grifo para que no pierdan el sabor a mar. Ponerlos en una cacerola amplia junto con el limón troceado, el jengibre pelado y picado, la mezcla de pimentón y la de laurel y clavo. Poner una tapadera que encaje bien para evitar que se escape el vapor. Colocar sobre fuego vivo unos 2 minutos. Cruzar un trapo sobre la tapadera y cubrir las asas. Coger por las asas la cacerola con ambas manos y sacudir para que los mejillones cambien de lugar. Mantener en el fuego unos 2 minutos más, justo hasta que los mejillones se abran, ya que sino se pasarán. Volcar rápidamente en una fuente profunda sin dejar caer el caldito que habrán soltado. Repartir el caldito, previamente colado, en boles para que cada comensal bañe el mejillón con la concha y llevárselo a la boca. Cuando digo al vapor me refiero a que no pongo ningún líquido en la olla donde cuecen los mejillones. Importante es que la tapa de la olla encaje bien y no deje escapar el vapor. Los mejillones sueltan un abundante y fantástico caldillo con sabor a mar, si nos sobra lo podemos congelar y emplear en sopas o arroces. Y un apunte, los mejillones, al igual que el resto de bivalvos, no necesitan añadirles sal, ellos ya tienen la necesaria. Me encanta comer estos mejillones con unas buenas patatas fritas con ajos.